-Ya sabes, todas las cosas que las Escrituras dicen que deberíamos hacer.
-Está bien... -dijo ella, con cierta vacilación-. ¿Y cuáles podrían ser?
-Ya sabes -respondió él con sarcasmo—. Sobre hacer cosas buenas y evitar el mal, ser
buenos con los pobres, leer la Biblia de ustedes, orar e ir a la iglesia. Cosas como
ésas.
-Ya veo. ¿Y cómo te va con eso?
Él rió.
-Bueno, nunca lo he hecho muy bien. Tengo momentos que no son demasiado malos,
pero siempre hay algo con lo que batallo o por lo que me siento culpable. Sólo pensaba
que tenía que esforzarme más, pero me parece difícil sostener esa motivación.
-¡Mackenzie! -lo increpó ella, con palabras llenas de afecto-. La Biblia no te enseña a
seguir reglas. Es un retrato de Jesús. Y aunque las palabras te digan cómo es Dios e
incluso qué podría desear de ti, no puedes hacer solo nada de eso. La vida y el vivir
están en él y en nadie más. ¡Santo Dios!, ¿no pensaste que podías vivir por ti solo la
rectitud de Dios, verdad?
-Bueno, pensé algo así... -contestó él, con timidez-. Pero debes admitir que las reglas y
los principios son más simples que las relaciones.
-Sí, las relaciones son mucho más embrolladas que las reglas, pero las reglas nunca te
darán respuestas a las profundas preguntas del corazón, y nunca te amarán.
El jugaba metiendo la mano al agua, mirando las figuras que hacían sus movimientos.
-Me doy cuenta de qué pocas respuestas tengo... para cualquier cosa. Ya sabes, uste-
des me han volteado de cabeza, o de adentro para afuera o algo.
-Mackenzie, la religión es para tener las respuestas correctas; y, en efecto, algunas de
sus respuestas son correctas. Pero yo me refiero al proceso que te lleva a la respuesta
viva; y una vez que lo alcanzas, él te cambiará desde adentro. Muchas personas inteli-
gentes pueden decir muchas cosas correctas con el cerebro, porque les han dicho cuá-
les son las respuestas correctas, pero no me conocen en absoluto. Así que, en reali-
dad, ¿cómo pueden ser correctas sus respuestas, incluso siendo correctas?, ¿sí en-
tiendes mi divagación? -Su juego de palabras la hizo sonreír- Así que, aunque estén en
lo correcto, están equivocadas.
-Comprendo lo que dices. Yo hice eso durante años después del seminario. Tenía las
respuestas correctas a veces, pero no te conocía. Este fin de semana, compartir la vida
con ustedes ha sido mucho más iluminador que cualquiera de esas respuestas. -Am-