Luego se tranquilizó al subir a la torre más alta del castillo y comprobar que sólo estaban dormidos.
Siguió avanzando hasta llegar al Castillo. El puente levadizo estaba abajo. Entró, y cuando no vio a los habitantes si no que vio miles de unicornios, en los pasillos, en el patio, pensó con horror que se habían devorado a todos los habitantes.