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5 ¿Son las Relaciones Públicas una actividad eminentemente moral? Nadie discute que esta actividad posee un aspecto técnico y artístico, pero no es menos cierto que ella supone la transmisión de un mensaje, en el cual hay una intención por parte del comunicador corporativo de inducir una determinada respuesta favorable del público, hacia su organización. Además, el modo en que se transmite el mensaje puede ser éticamente incorrecto, en la medida que sea engañoso. Cuando la empresa se encuentra ante situaciones de crisis de credibilidad, en que su imagen corporativa está seriamente dañada, no pocas veces se cae en la tentación de superar esta situación transmitiendo mensajes falsos o engañosos. A veces se piensa que cuando está en juego el prestigio o la supervivencia de la empresa o de la institución contratante se puede desfigurar la verdad, entendiendo este proceder como un mal menor. Desde esta perspectiva, el Relacionista Público no sólo debe poseer una serie de habilidades o destrezas sino, además, una serie de virtudes intelectuales y morales que se traduzcan en una responsabilidad ética. Es decir, el relacionista público debe estar consciente de la responsabilidad que asume con los destinatarios y receptores de los mensajes, y prever el impacto de ellos en la sociedad. Red acción Pierina Contento @pierinacontento