CAMINO LESCÚN
1.Opino que es una cosa que no se debe admitir ni es deseable, me parece
intolerable tanto en la iglesia como en la sociedad, en la iglesia menos
porque se supone que debemos dar un ejemplo de ética y
comportamiento a modo de Jesús.
2.Me cuesta que lo vuelvan a ejercer. No creo que se deba a condenar a la
persona, pero la psicología demuestra que es muy difícil de curar.
3.La iglesia ya lo ha hecho y hace falta un trabajo previo para que las
personas puedan aceptarse a ese perdón.
4.No para nada, porque los abusos no se hallan solo en sacerdotes, sino
que es algo que afecta a toda la sociedad, es algo más generalizado.
5.Las que se están tomando, denunciar y someter al juicio civil como
cualquier otra persona.
Además, reformar los procesos de formación de la gente. Pienso que
nunca se debe llegar a la pena de muerte pues es algo muy delicado de
juzgar, creo que las personas pueden cambiar por muchos errores que
cometan y lo digo en general.
VICENTE DEL PRADO
1.Opino que se les debe condenar los abusos sexuales
que la iglesia está actuando lento y mal. No son tajantes
con el problema pues lo encubren. Echo de menos una
reacción de actuar en vez de decir que se va a actuar
2.No, rotundamente no. Deben ser expulsados de
la iglesia y no tendrían que volver a trabajar con niños
3.Para mi hay dos responsabilidades que no ha
controlado. Creo que la iglesia no ha hecho lo suficiente
para eliminar el problema
4.Sin saber, pues no tengo el suficiente conocimiento
creo que algo puede influir. Pero por encima de eso
somos seres humanos y sabemos controlarnos. No creo
que sea el celibato, sino que hay un problema en el
individuo que comete ese acto.
5.Una postura más tajante y creo que debe
de haber más claridad y contundencia en vez de ocultarl
o. Se les debe juzgar por lo civil. El problema es
la prescripción de los casos, es por eso que se
debe denunciar antes.
En conclusión, a este tema y
basándonos en
las heterogéneas respuestas recibidas
de parte de las distintas personas
colaboradoras podemos concluir que
este problema que sufre la iglesia es
producido por un trastorno en la
persona y no tiene ningún tipo de
relación con los dogmas de la iglesia
católica. Quiere decir que la imagen de
la iglesia no debe ser dañada pese a
que no tienen relación los casos con la
propia religión y la iglesia. No obstante,
la iglesia debe asumir la
responsabilidad de enfrentar estos
casos de manera directa sin encubrirlo
para así poder poner fin a estos
acontecimientos poco humanos.