.Qué es una chinampa?
En el tiempo prehispánico, las chinampas estaban formadas con estacas largas de carrizo, de manera rectangular. El lodo funcionaba como cimiento y el pasto, zacate, tule y otras plantas hacían una gruesa capa que se alternaba, hasta sobresalir hasta 30 cms. del agua.
Luego se les plantaban estacas vivas de ahuejotes, a una distancia de 4 o 5 cms entre cada una para lograr la compactación de la tierra. Las raíces de este árbol son profundas, las cuales crecían y las sostenían flotando sobre el agua.
Para llegar a la isla de las muñecas hay que dar un paseo de hora y media o así por los múltiples canales de Xochimilco en una trajinera.
Aquí inicia la leyenda…hace tiempo se podía nadar en los canales y se cuenta que una chica se ahogó enredada entre los lirios y el cadáver fue encontrado a las orillas de la chinampa de Don Julián. Desde entonces, una cruz marcó el lugar y también a su habitante. Para Don Julián, hombre de pocas palabras, aislado y hosco, la vida cambió.
Según creía, el espíritu de la infortunada chica había quedado en el lugar y eso le atemorizaba. Pero pronto encontró la solución: rodear su chinampa con muñecas. De distintos tamaños, tipos, de ojos grandes o pequeños cuerpos, todas dispuestas a protegerlo. Colocó alambre a lo largo y a las orillas de la chinampa y de ahí las colgó: del cuello, de la mano, de donde se pudiera, pero siempre vigilantes. Así fue como todo comenzó.
Don Julián iba al barrio e iba recogiendo en su carrito muñecas viejas, pero más adelante también los lugareños comenzaron a llevarle muñecas viejas. El solía decir que “aparecían ahí”. Otras versiones dicen que cuando se limpiaron los canales en lugar de vestigios de culturas anteriores salieron los restos de un hospital de muñecas y Don Julián las aprovechó para usarlas como protección en su isla.
Los lugareños lo reconocían como ermitaño y para otros era un señor que causaba temor. Igual sucedía cuando transitaban frente a su choza, que se caracterizaba por tener en su periferia cientos de muñecas colgadas de árboles y otras más clavadas en troncos que le servían “para espantar al espanto”.
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