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El desierto que yace en mi pecho,
parece tener principio en mi mar de memorias.
Tiene parecido al río de recuerdos
Porque no tiene fin.
El punto que marca el final, brilla por su ausencia.
Trato de reinstalar gravedad en mi cosmos,
Mis pies siguen flotando sin pesar.
Mi aspecto te muestra otra cosa;
Risas, alegría y madurez.
En mi interior tan solo existe
Un lejano recuerdo de ellas.
Pero no soy un juego,
Yo lo siento; tú no te fijas.
Anoche soñé, me ví,
No había espejo, esta vez.
Bajé la mirada, noté que en mi cuerpo,
Había un vacío.
Lo llenaba una rosa negra, en lugar de un corazón.
Estefanía Godoy
Santiago Billy