Nostalgia, robar el tiempo y el olvido, apuro y costumbre. Impreso en lo efímero dibuja trazos gruesos y a la vez finos, a la vez brutales. La nostalgia es un vasto sustantivo que se juega entre los días y los hombres, es una pregunta hecha al amanecer (eso que sucede entre la noche y el alba) llena de perfumes y caminos que no se ven. Escucha como la palabra nostalgia va al pasado, como se apaga ensanchándose mientras llega a su objetivo.
Bellísimo ese pueblo que ya no existe, pero donde todavía vivo yo; ese lugar donde en pleno día se busca la noche, en la hoja manchada se busca la primera letra. A veces me quedo hablando de la piedra que ya no está, de la cabeza de la estatua decapitada (de su belleza precisamente) y que el mundo era mucho más grande con sus techos de madera y zinc, es decir, cambiados por concreto y cemento, ya no queda nada en él.
Intentaría resumir erróneamente que la nostalgia es ese frio nocturno cuando las nubes corren tan rápido que acarician brevemente la luna y ésta genera un pequeño aro de colores en tonos naranja y entre veces la ocultan completamente mientras veo el horizonte que se encuentra a mis espaldas.
Edgar Paz
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