Entonces sus papás contestan: - “¿Nunca más qué hija?”-.
Y ella dijo: “- Nunca más”- - “Nunca más quiero trabajar, y
nunca más quiero que me vuelvan a cargar por eso”-.
Su mamá le contesta: - “Pero hija, teníamos un trato y tenías
que trabajar hasta navidad- “.
Rocío: - “No, nunca más quiero trabajar. Quiero que entiendan
que soy chiquita y que no tengo que trabajar. Mis amigas no
trabajan, ¿por qué yo sí? Yo quiero que cuando suene el timbre
del recreo pueda salir a jugar con ellas a la rayuela y hablar de
los dibujitos que nos gustan y que nunca más me carguen”-.
Luego de eso, sus padres al fin entendieron que Rocío es muy
pequeña para tener que lidiar con tantas obligaciones.
Entonces nunca más trabajó, y desde allí nunca más la
cargaron y nunca más lloró de tristeza.
Ella estaba feliz. Muy feliz de poder jugar con sus amigos todos
los días y nunca más se sintió sola.
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