Empóderamientó cón perspectiva de
ge neró.
El estudio y análisis de los Derechos Humanos de la Mujer, revisten una singular
acepción en cuanto al tema del empoderamiento femenino, toda vez que sobre este
aspecto se han creado diversos paradigmas desde el punto de vista de la perspectiva de
género. En principio el término “empoderamiento”, fue acuñado en la IV Conferencia
Mundial de Beijing para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los
procesos de toma de decisiones y acceso al poder, para luego irse transformando en un
concepto multidimensional con presencia en diferentes ámbitos de la vida social de la
población femenina.
Igualmente, el concepto de empoderamiento está íntimamente ligado a una percepción
individual, en donde se desarrolla un proceso de toma de conciencia sobre el poder
derivado de su condición de ser humano, y un reconocimiento de colectividad como
grupo social relevante. Es decir, las mujeres como sector históricamente excluido pasan
a asumir la idea de su rol verdadero en la sociedad, asumiéndose como seres humanos
de pleno derecho en condiciones de igualdad jurídica frente al hombre.
En ese sentido, es importante señalar que a pesar de que el empoderamiento puede ser
visto como un proceso individual de cada mujer, debe ir acompañado de una legislación
que reglamente todos los aspectos de este, proporcionando condiciones de orden
material que garanticen el goce y disfrute de prerrogativas orientadas a proteger y
salvaguardar los derechos fundamentales de las mujeres como población vulnerable.
Como se ha evidenciado, este proceso paulatino en el cual las mujeres van asumiéndose
como factores de cambio con un papel relevante en la sociedad, es de vital importancia
sobre todo en el campo de la política, toda vez que es desde espacios de poder político
que se pueden impulsar leyes y políticas públicas en favor de un desarrollo efectivo de
los derechos de las mujeres, irradiando en otros sectores y coadyuvando al desmontaje
de paradigmas culturales discriminatorios sobre asuntos de género. Esto implica
irremediablemente una construcción del modelo práctico de empoderamiento, pasando
por la deconstrucción de los modelos sociales imperantes y teniendo como punto final la
reconstrucción del concepto desde el constructivismo social.
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