Julio 2021, Numero 10 | Page 12

A CASA

Nací en una casa muy humilde. Mis papás trabajaban en el mercado, en un puesto de comida. Yo era una más de mis hermanos, nunca me sentí amada o deseada. Mis hermanos se burlaban de mí, mi mamá siempre estaba muy ocupada y mi papá era violento. Desde pequeña me refugié en la comida. Yo no lo sabía, pero tenía muchos kilos de más, recién lo noté cuando empezaron a burlarse de mí en el colegio. Yo sufría, pero me hacía la fuerte.

Nunca fui muy buena en los estudios, pero en 1968 tuve la oportunidad de empezar estudios superiores para contadora pública. En la universidad descubrí que el alcohol me desinhibía y empecé a tomar. Yo siempre había querido tener amigos y el alcohol me daba la ilusión de tenerlos. Yo era la amiga gorda de la que se reían todos. Terminé la universidad con notas mediocres y me dispuse a buscar trabajo.

Me llevé una gran desilusión cuando me cerraron las puertas, una tras otra. Mi sueño era ser profesionista, tener un trabajo en un banco y poder comprarme la ropa de moda. Pero nadie me abrió la puerta. No tenía recomendaciones, además, me veía descuidada y con gran sobrepeso. Quedé muy resentida con la sociedad por muchos años.

Sólo por Hoy 12

Al poco tiempo, conocí al padre de mis hijos. Él era un hombre casado y borrachín, pero me pareció muy atractivo. Empezamos a frecuentarnos y yo quedé embarazada. Él dejó a su esposa y se mudó conmigo, a casa de mis padres. Yo estaba dispuesta a salvarlo de su alcoholismo con tal de que me quisiera. Pensé que cuando tuviéramos a nuestro hijo él se compondría, pero nunca pasó. Mi vida se volvió un infierno de golpes, insultos, todo tipo de problemas económicos, separaciones y regresos. Tuvimos dos hijos más y seguimos en esa dinámica por 25 años. Mientras tanto, yo seguía engordando, llegué a pesar más de 100 kilos.

BIENVENIDO

COMPAÑEROS NUEVOS Y NO TAN NUEVOS COMPARTEN SU HISTORIA DE CÓMO LLEGARON A COMEDORES COMPULSIVOS ANÓMIMOS - CCA