JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA A ALEMANIA JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA CONTRA ALEMANIA | Page 158
duras condiciones de trabajo, de las terribles condiciones de higiene, del
hambre, de maltratos ocasionales o de ejecuciones, es muy posible que estén
diciendo la verdad. Pero todos los pasajes relacionados con cámaras de gas o
con acciones planificadas con la finalidad del exterminio son, sin excepción
alguna, inventos‖ 254 .
¡Ojala, algún día!, alguien, no importa quién, judío o no judío, gentil o cristiano,
instruya a los “sobrevivientes” Que Nunca Jamás salen llamas de las
“chimeneas” de un horno crematorio! Así sus mentiras serán algo creíbles.
Prosigue Jurgen Graf:
Más tarde me enteré por un testigo que la tierra tembló constantemente por
meses y que, de a ratos, géiseres de sangre brotaban del suelo.
―Con mis propios ojos fui testigo de un asesinato, pero no del asesinato de
una persona, sino de centenares de inocentes, que habían sido llevados, la
mayoría de ellos sin sospechar nada, a una gran sala cubierta. Fue un
espectáculo imposible de olvidar. En la pared externa de ese edificio bajo había
una escalera apoyada que llegaba hasta un pequeño tragaluz. Un personaje en
uniforme de las SS la escaló rápidamente. Una vez arriba, se puso una
máscara antigás y guantes, luego con la mano derecha abrió el tragaluz, sacó
una bolsa de su bolsillo y echó su contenido, un polvo blanco, prestamente
hacia adentro, para volver a cerrar el tragaluz inmediatamente. Bajó como un
relámpago, tiró la escalera sobre el pasto y salió corriendo como si lo
persiguieran los demonios. En el mismo momento se oía la espantosa voceria,
los gritos desesperados de gente ahogándose... Después de unos cinco a ocho
minutos estaban todos muertos” 231 .
En Auschwitz, este polvo blanco - desconocido hasta el momento por la
química -- parece haberse agotado. Por ello los SS se vieron obligados a
recurrir a otros métodos de asesinato. A éstos los describe el señor Eugène
Aroneanu en su “relato verídico”:
231
Ibíd. p. 83
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