Jaque Mate en Tel Aviv 25
Por el ventanal de la sala , se ven decenas de soldados , mecánicos y armeros encargados de repostar , municionar y realizar las inspecciones prevuelo a los cazas distribuidos por el hormigón de la base de Ramat David . Una coreografía castrense , perfectamente organizada , en la que todos tienen muy claro cuál es su trabajo . Cuando el viento huele a guerra , cada segundo que se pierde se paga a precio de oro .
Súbitamente , el sonido de un teléfono interrumpe la reunión y , al tercer timbrazo , el mayor Sahul Metz lo coge .
— Escuadrón 110 , dígame .
— Mayor , soy el coronel . Por el momento , queda anulada la operación de bombardeo a Siria . La consigna que nos acaban de transmitir desde Jerusalén es clara . Hay que estar preparados para luchar , pero bajo ningún concepto actuaremos si no hay un ataque previo contra Israel . Todos los efectivos permanecerán en tierra y en alerta hasta nuevas instrucciones .
— A sus órdenes , coronel — se despide el oficial , que cuelga el teléfono sin poder ocultar su decepción .
— Por ahora nos mandan esperar — explica Sahul Metz a sus pilotos —. Nadie sabe lo que puede pasar en las próximas horas . El Gobierno no quiere que seamos nosotros los que lancemos a los árabes la primera bomba , pero tampoco vamos a bajar la guardia . Repasen la cartografía de la misión , estudien las fotografías de los objetivos y vayan a comer algo , porque no se puede volar con hambre . El Yom Kipur se ha acabado para nosotros .
— Entendido , mayor — responden los pilotos que , con resignación , se levantan aceptando la sugerencia del almuerzo .