Cuando un investigador elige la
técnica de observación, considera
que, con esa acción y con la
fundamentación de la misma, podrá
llegar a niveles de interpretación
capaces de explicar el fenómeno.
Observar implica contemplar y reflexionar en el
objeto de estudio.
Todo investigador es un observador que
pretende explicar los acontecimientos de su
entorno a través de un proceso metodológico.