Agradecimientos
T
razar algunos nombres de los interlocutores con quienes los
planteamientos que hago en este libro fueron forjados no
deja de ser un acto significativo. No es sólo el reconocimiento de
deudas intelectuales, sino también el dibujamiento de los afectos
asociados. Con esto presente, quiero empezar por agradecer a
Arturo Escobar, quien desde hace años ha sido una monumental
fuente de inspiración. Me identifico con gran parte de su trabajo, y
ya no sé realmente cuanto de mis planteamientos son el resultado
de nuestras conversaciones y de su paciente generosidad. Lo
que sí tengo claro es que sin su influencia y presencia, este libro
no podría haber sido. También deseo agradecerle a Marisol de
la Cadena por lo fascinante, confrontante y productivo que es
discutir con ella. Muchas de las ideas aquí expuestas han sido
decantadas con o contra Marisol, lo que la hace una de mis más
valiosas interlocutoras. La impronta de Lawrence Grossberg es
evidente en mi concepción de los estudios culturales, así como en
mi acercamiento a la obra de Stuart Hall. Le agradezco por esas
herramientas sin las cuales no me puedo imaginar, y también por
sus iluminadores y certeros comentarios.
Debo un especial agradecimiento a Axel Rojas por su envidiable
capacidad de trabajo que ha significado la materialización de
sueños compartidos, pero también por su solidaridad y amistad
infranqueable. Su insistencia en que lo pedagógico es político y sus