Hace referencia al conocimiento de los aspectos internos de una persona; el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre estas emociones y finalmente ponerlas un nombre y recurrir a ellas como medio de interpretar y orientar la propia conducta.
Una persona con una buena inteligencia intrapersonal posee un modelo viable y eficaz de sí mismo. (Gardner, 2001: p. 40).