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Lejos de intentar predecir el futuro, tanto Robert como Tapscott recurrieron a la historia para defender que, sin conocer su pasado, el ser humano difícilmente logrará comprender su presente y menos aún, predecir el futuro. En este sentido, el vicepresidente de Singularity University aseguró que el aspecto más importante que hay que entender de la tecnología no es la innovación sino la dinámica de la disrupción “dos aspectos muy distintos que tienen lugar desde hace siglos”. Mantuvo, que la diferencia entre ambos está en que innovar supone mejorar lo que ya existe, mientras que la disrupción implica romper con lo anterior. Para explicar este proceso habló de Amazon, las impresoras 3D o Watson, un ordenador inteligente que actúa como un “super doctor” ayudando a los expertos a diagnosticar y tomar decisiones sobre los tratamientos de cada paciente.

Tapscott por su parte, coincidía con Robert en que el futuro no se puede predecir, sino que hay que lograrlo. Para este especialista, el inicio de la nueva era estará marcado por la revolución del Blockchain, el Sistema subyacente de la criptomoneda bitcoin, que permitirá realizar transacciones financieras entre dos partes de forma segura, sin necesidad de intermediarios y con el objetivo de ahorrar costes. “Para la banca, una tecnología como esta supone nuevos horizontes de negocio” afirmó.

Todas y cada una de estas disrupciones a la que ambos se refirieron se percibirán como amenazas o como oportunidades en función de cómo se gestione el poder. Para ello, afirmaron que se necesita que los gobiernos se comprometan, que trabajen por y para las personas. “Sólo así se acabará con un descontento social generalizado que nos invade”.