Como se ha mencionado, la reducción de la fecundidad ha sido favorecida por la implementación de programas gubernamentales de planificación familiar que promovieron el uso de métodos anticonceptivos; en un principio, sólo las mujeres residentes de zonas urbanas tuvieron acceso a estos beneficios, pero con el paso del tiempo se ha buscado que la cobertura se extienda al resto de las mujeres del país. El uso de métodos anticonceptivos entre mujeres unidas en edad fértil a nivel nacional se ha incrementado, en 1976 fue de 30.2 por ciento, en 1987, de 52.7, en 1997, de 68.5, y en 2009, de 72.5 por ciento. Estos datos muestran que la mayor cobertura del uso de métodos anticonceptivos sucedió en las dos primeras décadas, y dicho indicador todavía continúa en ascenso, lo que reafirma la influencia que han tenido las políticas públicas en la disminución de la fecundidad (Moreno y Singh, 1996). Sin embargo, al interior del país la reducción de la fecundidad no ha sido homogénea, pues en 2010 había entidades federativas con alta TGF, similar a la estimada a nivel nacional en el año 2000, es decir, las entidades presentan una fecundidad que se tenía diez años atrás y, por otro lado, se observó que hubo entidades que en 2010 ya habían alcanzado una fecundidad incluso por debajo del reemplazo generacional, situación que el país en su conjunto experimentará hasta el 2030. Las entidades que en 2010 tuvieron la TGF más alta fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca (véase gráfica 6),
que por lo general se caracterizan por tener grados de marginación muy alto o alto, tienen un mayor porcentaje de población rural, que habla lengua indígena o que vive en localidades de difícil acceso; además, su prevalencia anticonceptiva fue baja.