CONCLUSIONES
En conclusión, tenemos muy presente que México es un país en el que abunda la desigualdad en cualquier ámbito: educación, economía, empleo, salud, seguridad, movilidad, entre otros, sin embargo, es una realidad que la población nativa cuenta con oportunidades inferiores a las de las personas no indígenas del cumplimiento a sus derechos y del poder gozar de una buena calidad de vida.
Los niveles de discriminación a estas personas suelen ser más notorios en las urbanizaciones debido a las “diferencias” con las personas procedentes de ciudades, ya sea a través de ofensas hacia su color de piel, lengua, vestimenta y fisionomía. Provocando repercusiones en la autoestima de estas personas, llegando al punto de discriminarse entre sí, disminuyendo el orgullo que tienen estas personas de representar nuestros orígenes e incluso querer adaptarse a costumbres y tradiciones que no son las suyas, siendo una razón más de las que apuntan a la extinción de la comunidad indígena en nuestro país.
El que el país creé iniciativas y leyes para el supuesto desarrollo de estos poblados con el fin de impulsar su vida en varios sentidos, pero no cumpla con la responsabilidad de realizar lo que propone e imponga un favoritismo entre personas no representa una real ayuda a sus problemáticas, haciendo que todo el esfuerzo desempeñado por estas personas durante años no valga la pena, produciendo que el entusiasmo, valentía y el deseo de luchar para eliminar la desigualdad que los limita vaya disminuyendo y queden en simples ideas y sueños.
Por ello, la inclusión por parte de nosotros como ciudadanos es primordial para hacer cambiar la situación actual, el clasificar a las personas por su género, condiciones físicas, cultura, entre otras, solo fomenta la dispersión de la población y el no poder expresarnos libremente. Empezar por informar a los niños sobre la multiculturalidad desde muy temprana edad, haciéndola más presente en las escuelas, sustentaría el inicio de una transformación en la vida de estas personas. Además de incorporar nuevos empleos para estas personas en las urbanizaciones, impulsando sus habilidades y conocimientos, provocaría un desarrollo económico y social. El compartir ideologías entre cada cultura produciría un país mucho más rico y culto.