INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 233

"En el aeródromo de Karkov, el orden de despegue se alteró en el último minuto. Los bombarderos estaban con los motores en marcha dispuestos para salir al aire cuando entre los huecos y en todas direcciones despegaron a toda prisa los cazas de la Escuadra número 3". (1) El general Seidemann dirigía la operación y veía ya aproximarse los aviones soviéticos, sobre los cuales se lanzaron los primeros cazas alemanes que habían ganado altura. Más de cuatrocientos bombarderos y cazas soviéticos se aproximaban al aeródromo. Y se trabó una de las más grandes batallas del aire. El propio general Seidemann dice: "Era un espectáculo que muy pocos han podido ver. Por todas partes se veían aviones incendiados que caían hacia el suelo. En un corto espacio de tiempo fueron derribados unos 120 aviones rusos. Las pérdidas propias eran tan reducidas que se podía hablar de una victoria total6 Las formaciones rusas habían sufrido una generosa poda antes de llegar o sus objetivos: los aeródromos de Karkov. El fuego antiaéreo violentísimo que recibieron a continuación aclaró aún más sus filas y les obligó a dispersarse. Los Messerschmith atacaban a los aviones rusos sin preocuparse del fuego antiaéreo. De este modo, gracias a la acometividad y arrojo de aquellos pilotos alemanes, el ataque ruso fracasó6 Las bombas cayeron de cualquier manera al faltar la puntería y la concentración necesarias para que su efecto se hiciera notar. Las unidades de bombardeo alemanas, que momentos antes parecían sentenciadas al aniquilamiento, habían salido prácticamente indemnes y despegaron rumbo a sus objetivos en el momento previsto". (1) La Luftwaffe.- Cajus Bekker. Entretanto, en tierra, 36 divisiones alemanas con 1.081 tanques y 900 carros ligeros se lanzaban al asalto en dos poderosas tenazas. La batalla de tanques más grande de la historia estalló en un sector de 160 kilómetros. Los cañones de ambos bandos y decenas de miles de ametralladoras levantaban muros de fuego a los dos lados del frente. Las divisiones veteranas alemanas que con nuevo equipo y nuevos reemplazos participaban en esa ofensiva; lo mismo que las nuevas divisiones endurecidas por Guderian en los campos de entrenamiento, sabían de la fiereza del adversario y de la inflexibilidad de los comisarios rojos. Pero a medida que la batalla iba desarrollándose les sorprendía la terrible eficacia del laberinto de defensas enemigas. Habla un "algo" imprecisó que daba perfiles extraños a la batalla. Operaban en el área 20.000 piezas de artillería soviética, incluso 6.000 cañones antitanques de 76 milímetros de diámetro. Abundaban las minas (2.200 contra los tanques y 2.500 que eran sensibles a la pisada de un infante). La zona minada era cuatro veces más fuerte que la de Stalingrado. Las trincheras se sucedían una tras otra, en ocho cinturones comunicados entre sí. A lo largo de todos los sitios escogidos para la irrupción de los tanques alemanes había multitud de puestos rusos 233