INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 156
no habían de sacar aquellos desdichados el valor para lanzarse directamente a la
muerte?
"Cuando un punto de apoyo alemán era rebasado por los rusos (y luego
recuperado por nosotros) solamente encontrábamos cadáveres alemanes con el
cráneo partido, cadáveres mutilados. La lucha era de una crueldad
inconmensurable. Una ruta de la muerte.
"Al tercer día los rusos desistieron de proseguir sus ataques (para romper el
cerco). Los dos comandantes supremos del 6º y del 57º ejércitos soviéticos,
generales Gordognianskij y Podlas, así como sus oficiales de Mayor habían caído
en el campo de batalla. Había terminado la gran batalla. Timoschenko había sido
derrotado".
Cayeron prisioneros 239.306 soldados soviéticos, 2.026 tanques y 1.249 cañones,
además de una enorme cantidad de abastecimientos, proyectiles y armas
menores, tales como trescientos mil fusiles. Fueron derribados 540 aviones.
Una vez más se evidenció que la URSS no podía triunfar con sus propios medios.
De febrero a mayo de 1942 habían quedado fuera de combate diez ejércitos
soviéticos.
Ciertamente había más reservas humanas, pero era necesario adiestrarlas y
equiparlas. Y para eso se necesitaba tiempo.
También es cierto que Roosevelt y Churchill estaban enviando armas, cada vez en
mayor cantidad, pero también para recibirlas y dominar su manejo se requería
tiempo.
En esos días se esperaba una nueva ofensiva alemana y había gran tensión en el
Kremlin. La preocupación era compartida por la lnternacional Comunista en todo el
mundo.
TAMBIÉN HABÍA TENSIÓN ENTRE LOS INFILTRADOS.
El Movimiento de Infiltración en Alemania veía con ansiedad como fracasaban las
ofensivas soviéticas, cómo se recuperaba el ejército alemán y cómo se
preparaban nuevas operaciones. Se sabía que en los grandes laboratorios de
Pennemunde se estaba experimentando con un nuevo tipo de proyectiles, el V-l y
el cohete estratosférico V-2, y se temía que estas armas pudieran entrar en acción
en un futuro próximo.
Roessler recibió en Ginebra, Suiza, esa información, y la trasmitió a Moscú.
Transmitía alternativamente de Ginebra y de Lucerna. En momentos Roessler se
contrariaba porque suponía que los soviéticos no estaban aprovechando al
máximo los secretos alemanes que se les enviaban. En realidad no podían hacer
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