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INFILTRACIÓN MUNDIAL
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Von Ribbentrop ignoraba la
existencia del Movimiento de infiltración; ignoraba, también, que esa arma
secreta tuviera contactos con Londres, tan valiosos para el grupo de Churchill, y
con base en informes optimistas de la situación le aseguró a Hitler que
Inglaterra y Francia no intervendrían en favor de Polonia, en caso de guerra.
De esa manera, con una información errónea de lo que se sabía y se
pensaba en la Gran Bretaña, Hitler atacó a Polonia, y 72 horas después
Inglaterra y Francia le declaraban la guerra. Esto fue una sorpresa
desagradable para Hitler, en cuyos planes no entraba combatir con
Occidente.
Por cierto que con la ilusoria idea de alejar esa guerra, Hitler flaqueó en sus
propios juicios y una semana antes cayó en una trampa de Moscú. En plena
crisis con Londres y París (a consecuencia de Polonia) aceptó una reiterada
propuesta de Stalin para firmar un "tratado de comercio y no agresión”. Hitler
sabía que esa oferta era engañosa, que el tratado propuesto no duraría mucho
tiempo, pero pensó erróneamente que de momento podría disuadir a Inglaterra
y a Francia de ir a la guerra.
Naturalmente no fue así. El pacto, firmado el 23 de agosto (1939) no sorprendió
a los gobiernos de Inglaterra y Francia porque secretamente se hallaban
informados por Moscú acerca de la maniobra.
Los atractivos pactos con el diablo dan irremisiblemente malos resultados. Hitler
no ganó nada y, por el contrario, facilitó el camino a los círculos procomunistas
de París y Londres, los cuales engañaron más fácilmente a los pueblos inglés y
francés. Cuando el 3 de septiembre Inglaterra y Francia le declararon la guerra
a una Alemania con la cual no tenían conflicto real, se azuzó a la opinión
pública anglofrancesa diciéndole que iba a luchar por la democracia y la libertad
contra un Hitler aliado del comunismo. Pero en realidad no existía tal alianza. Y
la lucha anglofrancesa no era en defensa de la democracia occidental, sino del
imperialismo marxista.
EL TERRIBLE ENGAÑO QUE SUFRIÓ POLONIA.
Polonia no tenía necesidad de ir a la guerra contra Alemania. Nada podía
ganar, pues aún triunfando, quedaba a merced de su enemigo comunista que
desde hacía tiempo acechaba el momento de sojuzgarla, como ya lo había
intentado en 1920 mediante un ataque armado. Polonia conocía perfectamente
las intenciones del marxismo.
Por eso el general Pilsudski había firmado un tratado de amistad con Hitler en
Enero de 1934, y estaba a punto de concertar una alianza germano-polonesa
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