INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 325

INFILTRACIÓN MUNDIAL debilitar a esos y a otros países occidentales a fin de que en sus propios territorios o zonas de influencia se extendiera el marxismo. En los últimos días de la contienda las tropas norteamericanas capturaron en la región de Nodhausen, Alemania, los fábricas subterráneas de cohetes estratosféricos. Había allí más de mil máquinas hasta entonces desconocidas en Occidente, y gran cantidad de planos. Pero inmediatamente después la Infiltración anidada en el Departamento de Estado americano obtuvo una orden para que esa región fuero entregada a los soviéticos. Con eso y otras acciones semejantes se le obsequió o lo URSS una técnica totalmente desconocida para ella en materia de cohetes teledirigidos, aviones de chorro, máquinas para hacer máquinas, etc. En esos mismos días la lnfiltración actuó dentro de Estados Unidos, o través de políticos, supermagnates, periódicos y redes de TV para desorientar a la opinión pública a fin de facilitar la entrega de Checoslovaquia, Hungría y China al avance del comunismo. SCOTLAND YARD Y EL FBI FALLABAN COMO LA GESTAPO. Rudolf Roessler, que en un tiempo había portado el uniforme alemán y que al subir Hitler al poder emigró a Suiza para recibir ahí los mensajes del movimiento de infiltración y retransmitirlos a Moscú, siguió actuando después de terminada la guerra. Lograba secretos en la Alemania Occidental (la no comunizada) y los enviaba a la URSS. Cooperaban con él Xavier Schnieper, Rachel Dubendorfer y su hija Tamara. Quedaba así claro que el núcleo del Movimiento de Infiltración que había actuado contra Alemania era específicamente hebreo-marxista. Incesantemente fueron surgiendo nuevos pruebas. El 5 de septiembre de 1945 un funcionario de la embajada soviética en Ottawa, Canadá, se presentó a la policía canadiense y pidió asilo político. Era lgor Guzenco, marxista de la nueva generación, cuya conciencia había experimentado un cambio radical. Con pruebas abrumadoras reveló a la policía canadiense que operaba una vasta infiltración contra Canadá, Estados Unidos e Inglaterra. Entre los “respetables” y “patriotas” canadienses que sin que nadie lo sospechara eran infiltrados, figuraba Sam Carr, Fred Rose y David Shugart, colocados en altos puestos oficiales desde los cuales pasaban secretos a la URSS. Tal denuncia se investigó y se comprobó cabalmente. El verdadero nombre de Sam Carr era Schrnil Kogan. El de Fred Rose era Fred Rosenberg. Lo infiltración en Canadá se ramificaba hacía Inglaterra y Estados Unidos. El primer ministro canadiense, McKenzie King, voló a Washington a comunicárselo 325