INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 268

Salvador Borrego una maña para desviar las investigaciones mediante informes falsos que no conducirían a nada. Schlabrendorff dice que la captura de Bonhoeffer les causó muchas preocupaciones en el círculo secreto. Bonhoeffer les era de suma utilidad porque "tenía conexiones con Inglaterra que eran muy valiosas para nosotros y que databan de los años 1933-1935". La Gestapo (Policía Secreta del Estado Alemán) era una vasta maquinaria muy eficaz para localizar a opositores más o menos francos y a espías de la vieja escuela, de esos que compran informes o que toman fotos clandestinamente. Pero frente a la táctica depurada de la lnfiltración, la Gestapo resultaba sumamente lenta. En cierto sentido, resultaba sorprendentemente ingenua, pese a las sombras diabólicas que la propaganda ha proyectado sobre ella. Erich Zimmermann y Hans A. Jacobsen, panegiristas israelitas del Movimiento de Infiltración en Alemania, han dado a la publicidad la directiva de la Gestapo para los "interrogatorios intensificados", según la cual éstos "se aplicarán solamente cuando se haya podido comprobar, basados en los resultados de la investigación privada, que el detenido puede dar informes sobre circunstancias importantes que representen un peligro para el Estado o el orden… y que no se puedan deducir por medio de investigaciones... La intensificación puede consistir en: pan y agua; cama dura; celda oscura; privación del sueño; ejercicios de cansancio; propinación de palos. En caso de más de veinte palos tiene que estar presente un médico". La Gestapo había formado un archivo completísimo de todos los opositores. Pero de los opositores públicos. En ese voluminoso archivo no figuraba naturalmente ninguno de los infiltrados. Cada bloque de cuarenta o sesenta hogares tenía un encargado del Partido o de la Gestapo para vigilar la moral. Ese vigilante podía detectar a los descontentos indiscretos de poca monta, pero no llegaría a rozar nunca a los más peligrosos. Las conf erencias telefónicas se hallaban frecuentemente interceptadas, principalmente en las altas dependencias oficiales. Eso podía ser útil contra los impulsivos o indiscretos, pero no contra los encubiertos, que conocían e la perfección los métodos de la Gestapo y que se cuidaban bien de hablar más de la cuenta. Gran parte de la correspondencia también era censurada en forma que el destinatario no pudiere advertirlo, y esto podía hacer caer a algún conspirador o saboteador de medio pelo, pero no a los infiltrados, que en sus cartas no trataban nada peligroso, o que lo hacían en claves sumamente sutiles, como utilizar los lemas nazis para significar precisamente lo contrario. Schfabrendorff 268