INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 206
Salvador Borrego
Ahora bien, parece que fue un error de Hitler escoger a Von Paulus para esa
misión. Diversos jefes militares dicen que éste era "'meditativo y cauto, poco
aficionado a tomar decisiones difíciles" y que le costaba mucho esfuerzo decidir
entre un camino u otro. El general Von Hammerstein dice: "Era un buen
trabajador en el Estado Mayor General, pero se le notaba que carecía de las
dotes precisas para asumir un mando independiente".
Pero acatando órdenes, Von Paulus se lanzó hacia Stalingrado.
En su flanco derecho se hallaban unidades del 4º ejército alemán del general
Hoth. El día último de agosto el general Hoth advirtió un error soviético en la
colocación de grandes fuerzas de los ejércitos 62º y 64º al sur de Stalingrado.
Esas fuerzas podían ser cercadas y exterminadas por la espalda si él avanzaba
de sur a norte y si Von Paulus giraba de norte a sur para enlazarse.
El general Von Weichs, jefe del Grupo de Ejércitos, aprobó desde luego el plan
de Hoth. Este movió violentamente varias divisiones el día primero de
septiembre, pero Von Paulus titubeó, quiso analizar, sopesar los pro y los
contra varias horas. Entretanto, la lnfiltración en Berlín se enteraba de la
maniobra y la comunicaba a Moscú, vía Ginebra.
Cuando Von Paulus se decidió y mandó una fuerte columna que el día 3 hizo
enlace con las fuerzas del general Hoth, el cerco se cerró, pero las tropas del
general ruso Jereménko ya se habían retirado.
Si el enemigo conoce todos los planes, los errores propios se agigantan v los
aciertos se frustran.
De todos modos, las defensas de Stalingrado fueron rotas y a mediados de
septiembre las tropas alemanas empezaron a penetrar en la ciudad. Cada
balcón y cada subterráneo era una trinchera y las minas podían estallar lo
mismo al dar un paso que al abrir la puerta de una casa abandonada.
Del lado soviético las cosas no eran, tampoco nada fáciles. Se había perdido la
posibilidad de preservar la industria bélica de Stalingrado, que era una de las
más importantes de la URSS. Una parte de los pertrechos enviados por
Roosebelt y Churchill se habían consumido en la batalla de Kalach y ahora se
necesitaba tiempo para disponer de soldados que estaban siendo adiestrados y
p ertrechados. Parte de las armas extranjeras necesarias iban en camino. El
general Lopatin, del 62º ejército soviético, perdió la moral y fue sustituido por el
general Shukov.
Esos días la lnfiltración se empeñaba en lograr que las reservas alemanas
fueran alejadas del frente soviético. Un pequeño esfuerzo más podía inclinar la
balanza en contra de la URSS.
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