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INFILTRACIÓN MUNDIAL
desde que se inició la invasión de la URSS, desplegó un esfuerzo supremo
para ayudar de mil modos al Ejército Rojo.
Los generales Hammerstein, ex jefe del ejército y Ludwig Beck, ex jefe del
Estado Mayor General, nunca aportaron una idea ni movieron un dedo a favor
de la lucha que su país realizaba, pero sí estuvieron siempre conspirando para
provocar un cataclismo interno. Canaris, Schacht, Hassell, Oster y otros más
quizá cientos eran de la misma condición.
De algunos no es posible precisar si eren realmente infiltrados o simplemente
derrotistas, incapaces que no cumplían con su deber aunque habían hecho
brillantes estudios y se habían distinguido en tiempos de paz.
El 27 de noviembre, cuando estaba librándose la lucho por la captura de Moscú
y se necesitaba urgentemente reponer las balas en el Ejército, el
cuartelmaestre, general Eduard Wagner, dictaminaba que ya se había llegado
al fin de los recursos en personal y material. Y eso no era cierto. El mariscal
Keitel se esforzaba por demostrar lo contrario y en los meses siguientes lo logró
plenamente. "Se calcula en medio millón –decía Keitel- el número de hombres
que de un modo injustificado no prestaban servicio de armas en el frente. Esto
hubiera representado doblar la fuerza combativa.
"La industria alemana de guerra -dice Hans Rumpf- estuvo sólo movilizada en
forma incompleta hasta fines de 1941, sin lugar a duda…Solamente después de
lo de Moscú se puso en marcha la movilización general. Únicamente a partir de
1942 el ministro de Armamento, Speer, racionalizó la industria alemana de
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guerra. Consiguió un aumento de un tercio del potencial".
¿Hasta qué grado los generales Wagner y Thomas habían descuidado una
tarea tan esencial? Y la habían descuidado antes de la guerra y durante los dos
primeros años de guerra. Pero. Wagner y Thomas se daban tiempo para
conferenciar con Goerdeler y con Ludwig Beck, máximos coordinadores de los
infiltrados, y para andar en chismorreos con los posibles descontentos.
Apenas iniciada la crisis ante Moscú (en diciembre de l94l) et diplomático Von
Hassell parecía frotarse las manos polque los soviéticos contraatacaban. El día
21 anotó en su Diario: "Se acerca el momento". Esperaba que los sucesos
fueran desfavorables a las tropas alemanas a fin de encontrar más partidarios
para la conjura.
Con el pretexto de dar conferencias a las tropas, Von Hassell hizo un viaje a la
costa de Francia. En realidad iba a entrevistarse con el mariscal Witzleben,
comandante de las tropas alemanas que se hallaban en Francia y Bélgica.
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Lluvia de Fuego Sobre Alemania.-Hans Rumpf.
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