INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 136
Salvador Borrego
oían los relinchos de los caballos. Sí, los caballos gritaban sacudidos por el
dolor mortal que sentían. Se revolcaban, batían las patas como locos, sentados
sobre sus cuartos traseros porque tenían fracturada la espina.
"¡Fuego!”... Hay que terminar con eso. Hay que terminar"... La 8va. compañía
ultimaba a los caballos heridos, mientras los cañones antitanque disparaban
contra los T-26. "Su labor era más fácil. Los tanques no chillan. Ni uno solo
pasa la barrera".
A continuación sobrevino otra carga de tanques, en la madrugada. Los tanques
alemanes estaban en guardia, escuchando por la radio. El comandante ordena:
"No se abrirá el fuego hasta que se haya lanzado el proyectil luminoso rojo.
Dejen que el enemigo se acerque”.
Después, fuego concentrado contra los tanques.
"El ruido de motores se oía cada vez más cercano”.
"¿Se habrá dormido el viejo?, se preguntaban los tanquistas-. Cada vez los
tenemos más cerca.
"Los tanques iban adelante, seguían los camiones, cocinas de campaña y
carros de municiones. Los primeros vehículos no estaban más que a cincuenta
metros de la cadena de seguridad. Por fin, la bala luminosa.
"Los tanques formaron una barrera de fuego y humo a la primera
andanada…Empezaron a arder los vehículos, uno tras otro. La columna quedó
deshecha. . , Los tanques se desviaron y se dirigieron hacia los campos de
maíz. Hasta la tarde duró la lucha por liberar Slonim y anular los esfuerzos
rusos de romper el cerco. De eso hacía tres días. Ocho desde el comienzo de
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la guerra".
En momentos críticos las unidades alemanas desarmaban a los prisioneros y
no se entretenían en cuidarlos o en llevarlos a la retaguardia, sino que
continuaban adelante, hacia otro punto crítico. Se daba el caso de que los
prisioneros, ya desarmados; no intentaran huir. El teniente Erich Kern refiere
que en un punto su columna fue sorprendida por una unidad soviética que a
doscientos metros se lanzaba al ataque. kern y los suyos tuvieron que
replegarse:
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Operación Barbarroja.- Paul Carell.
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