INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 119
INFILTRACIÓN MUNDIAL
Hitler dijo a los comandantes de ejército que "la ideología soviética esta en los
antípodas de la que rige al nacionalsocialismo”, que los comisarios del ejército
rojo no eran militares, sino agentes del partido comunista para mantener la
dominación roja en Rusia, y que por lo tanto no debería tratárseles como
militares, sino como terroristas. Por eso acababa de redactar una "Orden Sobre
los Comisarios”, que estipulaba: "En la lucha contra el bolchevismo no cabe
esperar que el enemigo someta su conducta a los principios humanitarios o al
Derecho internacional. Y sobre todo, es de temer que el comisario político,
portavoz de la resistencia, reserve a nuestros prisioneros, dominado por el odio,
un trato cruel e inhumano"… Los comisarios políticos son inventores de
métodos de combate asiáticos y bárbaros. Por eso hay que actuar sin demora
contra ellos y tratarlos con todo rigor. Se ha de proceder a su eliminación
sistemática, siempre que se les sorprenda en combate o en un acto de
resistencia".
Canaris se acercó al mariscal Keitel (jefe del Alto Mando) invocando motivos
humanitarios para que dicha orden fuera bloqueada, y Keitel le repuso que se
trataba de la destrucción de una conjura mundial. “Por ello apruebo Yo estas
medidas y respondo de ellas". Todo lo contrario se había practicado durante la
lucha en Occidente, donde los ejércitos tenían tradiciones militares y no se
hallaban supeditados al sistema de comisarios marxistas.
Canaris no pudo resistir más. Recientemente había regresado de Grecia, donde
dio ayuda secreta a un movimiento de oposición. En esos días se sentía
contrariado por los triunfos alemanes. Después de una entrevista con un
famoso piloto alemán que acababa de recibir la Cruz de Caballero y las Hojas
de Roble (al parecer era el general Galland), Canaris exclamó en su círculo de
confianza: "¡Becerro con hojas de roble!"...
El Movimiento de infiltración seguía pensando como derrocar a Hitler. Canaris
decía que sólo era posible con la ayuda del ejército, cosa que no había podido
lograr. Los generales de la Infiltración tenían cargos importantes en la
retaguardia pero no mando de fuerzas, Los comandantes de ejércitos eran
adictos a Hitler, lo mismo que la oficialidad. En algunos de estos, la infiltración
mental hacía a veces ciertos progresos, pero no decisivos. Canaris visitaba a
diversos comandantes para darles "informes secretos" que implícitamente
llevaban ideas desorientadoras o derrotistas.
Sobre ese punto deliberaban el Dr. Goerdeler (coordinador); el general Ludwig
Beck (retirado); el general Oster (del Servicio de contraespionaje); el
diplomático Von Hassell (con un alto puesto en Berlín) y el Ministro Horace
Greeley Hialmar Schacht, que se fingía amigó entusiasta de Hitler y Göering,
pero que era acérrimo enemigo de ellos. Su lealtad estaba con sus hermanos
119