su hija de 11 años haciendo uso de su nombre e imagen, poco a poco,
ganó la confianza de algunas menores de edad por medio de mentiras,
solicitaba que le enviaran imágenes en las que aparecieran desnudas o
con poca ropa, cuando tenía aquellas fotografías en su poder
extorsionaba a las niñas con compartirlas a no ser que se reunieran con él,
para obligarlas a mantener relaciones sexuales, en ciertos moteles de la
ciudad de Cali, en los cuales para evitar que lo detuvieran, entraba en un
auto con los vidrios oscuros y de este modo los empleados del lugar no
notaban la edad de sus víctimas.
Según el informe de la policía en el momento que se ejerció su captura,
debido a que la madre de una de las niñas se acercó a la policía, donde
se incautaron dos computadores con sus respectivos discos duros y una
gran cantidad de pornografía almacenada en USB, se pudo concluir que
las niñas víctimas de este sujeto hacían parte de escuelas localizadas en
Yumbo y Cali.
¿Hasta qué punto el deseo de un hombre se convierte en crimen?
En esta situación hay dos puntos
que analizar, el primero fue la forma
en que la imagen y el buen nombre
de la hija del victimario fue
degradado gracias a las acciones
de su padre tratando de satisfacer
su deseo, el segundo es la falta de
humanidad del sujeto en cuestión
para tratar a niñas de la edad de su
hija de una manera tan grotesca
arrebatándoles su virginidad de una
forma tan violenta y desagradable,
esto también fue provocado por el
descuido de sus padres a la hora de manejar cuentas en perfiles sociales.
También se puede decir que, existía una negligencia en los moteles a los
que acudía al no revisar si las personas que entraban poseían la mayoría
de edad y el consentimiento de ir a aquellos sitios, los empleados de estos
establecimientos debieron estar más al pendiente de las personas que