LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com
te del conocimiento, del comportamiento moral y de todas las
inclinaciones patológicas de la sensibilidad. En ese estado, en
principio, todo permanece indeterminado, toda objetividad le
es indiferente, por eso, precisamente, en él irrumpe la infini-
tud. Pero no se trata, distingue Schiller, de una indetermina-
ción vacía, sino de una indeterminación o, más exactamente,
de una infinitud plena (erfüllte Unendlichkeit) (ÄE, XXI, 635,
105) y aquí plena quiere decir que no es abstracta, que “tiene
un cuerpo”, es decir, que es estética, sensible.
El estado que va construyendo Schiller es el estado estético.
Primero es infinitud porque es libre de todo condicionamien-
to; en el estado estético impera la libertad absoluta, sin lími-
tes ni restricciones. Pero la infinitud es plena, es estética por-
que lo que allí tiene lugar, dice Schiller, es una Stimmung. El
estado estético es, entre otras cosas, una Stimmung, es decir,
una disposición anímica que sólo puede constituirse como tal
mediante la experiencia realizada con una auténtica obra de
arte. Es interesante encontrar en las ideas de Schiller argumen-
tos que, si bien permanecen presionados y comprimidos por
la fuerza de las ideas kantianas que proporcionan su base teó-
rica, logran por momentos desbordarla de modo tal que pue-
den pasar a formar parte de algunas de las más radicales ideas
sobre el arte de Martin Heidegger. Schiller muestra, en un no-
table pasaje de las Briefe ya citado, que si en el estado estéti-
co el hombre está liberado de toda limitación teórica, de toda
imposición moral y de toda inclinación sensible y que si el es-
tado estético depende exclusivamente de la obra de arte, en-
tonces “en el estado estético el hombre es cero” (In dem ästhe-
tischen Zustande ist der Mensch also Null) (ÄE, XXI, 635, 105).
En el estado estético, el único lugar donde es constatable la
“libertad del espíritu” –aquí se trata de Geist y no ya de Gemüt–
el “hombre es cero”, porque la Stimmung que lo realiza sólo
puede ser configurada, –resaltamos–, única y decisivamente,
por una “auténtica obra de arte” (echtes Kunstwerk). Sólo ella,
la obra de arte objetiva, puede “arrancarnos de la cadena del
tiempo” y ponernos en libertad. Pero ¿qué significa aquí au-
téntico? Significa que la obra de arte produce el estado esté-
tico porque ella arranca al espectador (Betrachter) de su tra-
to con la materia, logra la independencia de toda inclinación
patólogica de los espectadores (Zuschauers) y de los oyentes
(Zuhörers) (ÄE, XXII, 640, 112). Ella, la auténtica obra, mues-
tra en este punto su secreto: el secreto de la obra está en que
la “forma aniquile la materia”. La obra de arte es, en sentido
estricto, aquella que ha sometido todo contenido, es aquella
que surge vencedora –y que ya siempre ha surgido– de la lu-
cha y el conflicto con la materia y el contenido, porque “liber-
tad y forma deben ser lo mismo” (SB, 118). Se comprende en-
tonces lo que Heidegger comienza a percibir en el estado esté-
tico de Schiller: la posibilidad de preguntar por la obra de arte
como tal, más allá del productor y del receptor. La obra no es
un resultado de sus creadores y receptores. La obra es el ori-
gen (Ur-sprung, salto fundador hacia adelante) de sus “crea-
dores y cuidadores” (H, 64, 65). Es, además, el espacio en el
cual tiene lugar una totalidad plena, libre de condicionamien-
tos externos y coerciones históricas.
Debemos entender la palabra Zustand, estado, en el mis-
mo sentido que decimos que el agua, el ejemplo es de Hei-
degger, puede estar en un estado líquido o sólido. Pero lo vi-
viente no está en un estado sino que tiene estados. Esos esta-
dos son los modos en que el ser viviente se relaciona con las
cosas del mundo que salen a su encuentro. El hombre pue-
de relacionarse tanto con la condición física de una cosa o
con su condición lógica o con la condición moral de la mis-
ma, nos dice pedagógicamente Heidegger. El estado estético
sería ese estado en que la cosa no se contiene ni en lo físico
ni en lo lógico ni en lo moral, es decir que no se trata aquí
de la percepción, del entendimiento o de la voluntad, sino
que estado estético es aquel en que la cosa que nos sale al en-
cuentro como tal, como cosa misma, abarca la totalidad po-
sible de nuestros estados o nuestros estados en su totalidad
(SB, 16-17). Posteriormente hablará Heidegger del ser de la
cosa como una reunión (Versammlung), como un permane-
cer que acaece de un modo propio (verweilen ereignet) (Das
Ding, 54). Ahora bien, una experiencia estética sería (según
Schiller) una experiencia tal que enlaza tanto la totalidad
de los objetos que se hacen presentes (físicos, lógicos y mo-
rales o lo que fueren), como la totalidad de los aspectos de
un objeto, donde perderían su condición de físicos, lógicos
y morales, en un movimiento que Kant ya divisó en la terce-
ra Crítica e identificó como libre juego y con el que Schiller
construirá el estado estético como lugar propio del impulso
de juego (Spieltrieb). Paso atrás, ¿hacia dónde?, hacia la sen-
sibilidad, nos dice Schiller.
El camino hacia el estado estético es el ámbito que pone en
juego la totalidad del sujeto; el todo de la sensibilidad que se
apropia de la concreta plenitud del viviente porque el puro do-
minio de la razón, representado por la Revolución y el Terror,
no logró integrar el entendimiento a la totalidad del hombre.
A ese entendimiento mutilado y mutilador le hace falta la otra
parte de su raíz común, la sensibilidad. Se trata de apropiación
de la sensibilidad, de “guardar” la sensibilidad ante la “barba-
rización de la razón” entendida como razón instrumental; por
eso afirma Heidegger: “Lo histórico, lo propiamente político sólo
puede ser fundado sobre el estado estético” (SB, 39), y agrega:
“El paso atrás no es pérdida sino apropiación” (Aneignung). “El
paso atrás es el arte” (Der Schritt zurück ist die Kunst) (SB, 66).
Referencias:
Martin Heidegger, Ejercicios para principiantes. Cartas de Schiller so-
bre la educación estética del hombre, Trad. Dina V. Picotti C., Bi-
blioteca Internacional Martin Heidegger, Buenos Aires, 2019.
SB. M. Heidegger, Schillers Briefe über die ästhetische Erziehung des
Menschen, Marbacher Bibliothek, 2005.
GA 21. M. Heidegger, Logik. Die Frage nach der Wahrheit. V. Kloster-
mann, Frankfurt am Main, 1995.
KdU. I. Kant, Kritik der Urteilskraft, Suhrkamp, Frankfurt am Main,
1974.
EFH. F. Schiller, Escritos de Filosofía de la Historia, Universidad de
Murcia, 1991.
IuD. M. Heidegger, Identität und Differenz, G. Neske, Tübingen, 1978.
ÄE. F. Schiller, Über die ästhetische Erziehung des Menschen in einer
Reihe von Briefen, Fünfter Band, Sämtliche Werke. Carl Han-
ser Verlag München, 1980.
F. Schiller, La educación estética del hombre, trad. M. G. Morente. Es-
pasa-Calpe, México, 1952.
CC. Reinhart Koselleck, Crítica y crisis del mundo burgués, trad. R.
de la Vega, Madrid, 1959.
KrV. I. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Suhrkamp, Frankfurt am
Main, 1977.
H. M. Heidegger, Holzwege, V. Klostermann, Frankfurt am Main,
1944.
_________________________
La segunda parte del comentario será publicada en el próximo número
de la revista Imago Agenda.
Imago Agenda | N° 207 | Otoño 2020 | 51