Imago Agenda 207, otoño 2020 Agenda 207 | Page 49

LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com permanece anunciado, deformado pero aún visible y audible, en el arte. Tiene lugar en el ámbito del arte. En la carta segunda, tantas veces mencionada como ejem- plo de extremo esteticismo, Schiller antepone la belleza a la libertad. ¿Por qué?, se pregunta, si “la escena política” es el lugar donde “se decide, según parece, el destino de la huma- nidad” (ÄE, II, 572, 16), por qué entonces no ocuparse direc- tamente de la búsqueda de la libertad política en el espacio que le corresponde en lugar de tratar de cosas apa- rentemente tan distantes como el arte, la expe- riencia estética y la belleza. Lo decisivo sigue siendo, a pesar del fra- caso signado por la barbarie del Terror, la exigencia de resolver el problema polí- tico en la realidad y no en la idea. Pero puesto que Idea es, en su acuñación kan- tiana, pretensión de totalidad absoluta, ésta no pertenece a la experiencia, sino que pertenece a la moralidad. Si lo ab- soluto es, como idea, la moralidad, ésta es todavía invisible, no se pue- de instalar de ninguna manera en la experiencia sensible, ella es de- ber como obediencia absoluta al valor moral universal en oposición y perjuicio de las inclinaciones patoló- gicas. Entonces aparece aquí el “impávido” arte (CC, 182) como salva- ción que unifica (en el escenario) promesa absoluta y sensibili- dad: solo la experien- cia estética, la expe- riencia con el arte y el arte como tal, consti- tuyen la “garantía sen- sible (sinnliche Pfand) de la invisible moralidad (un- sichtbaren Sittlichkeit)” (ÄE, III, 576, 21). Ellos, como “ma- nantiales de cultura” se manten- drán “frescos y puros” en medio de la “mayor podredumbre política” (ÄE, IX, 46). Se inaugura así una nueva jurisdicción es- tética que sustituye la jurisdiccionalidad estatal por una más justa y ética. El arte se constituye en sede de la jurisdicción moral y se erige en crítica, aun cuando no impe- re en la realidad como tal. IV La estética, en realidad debería decirse lo estético, se confi- gura en Schiller como condición de lo político. La necesidad de lo estético recibe el nombre de estado estético (ästhetische Zustand) –entiéndase bien estado, en primer lugar no todavía como Staat, sino como un modo de ser, un modo de estar del hombre, al cual puede llegar mediante una “educación esté- tica” para que el sujeto se constituya efectivamente en sujeto histórico. O sea que también la historia como tal reconoce su condición de posibilidad en el estado estético. Se trata de sa- ber entonces en qué consiste ese peculiar modo de estar lla- mado “estético”. Es claro que el hombre es educado a través de muchas cosas entre las cuales está el arte, pero algo muy distinto es decir que “El hombre es educado sólo a través del arte”, como dice Schiller. Y esto no quiere decir ni tiene nada que ver con aquellas bienintencionadas ideas que afirman que el arte ayuda a los sujetos a convertirse en mejores o más fe- lices; o que la frecuentación de obras de arte permite algo así como el cultivo de la personalidad o que el arte hace bien y ayuda a curar, como creen aún muchos psicoana- listas. Schiller es taxativo al respecto. Puede leerse en la carta XXI: “… la belleza no pro- duce en absoluto un resultado particu- lar, ni para el entendimiento ni para la voluntad; no realiza ningún fin ni in- telectual ni moral; no nos descubre una verdad, no nos ayuda a cumplir un deber, es igualmente incapaz de afirmar el carácter y de eliminar el intelecto” (ÄE, XXI, 635, 105- 106). Pocas líneas antes se afirma: “En el estado estético el hombre es cero (Null)” (ÄE, XXI, 635, 105). Insisto, estos enunciados no son fórmulas provocativas remarcadas por el “antihumanismo heidegge- riano”, son reflexiones filosófi- cas del poeta de Los dioses de Grecia y El Campanario, del dramaturgo que dio vida al Marqués de Posa, a Wilhelm Tell, a Karl Moor, a Wallens- tein y a tantas figuras de la ju- risdicción escénica. Se trata de un pensamiento, pro- fundamente medita- do, desplegado en una tarea exhausti- va, tarea de apropia- ción, continuidad es- peculativa y al mismo tiempo crítica de la fi- losofía kantiana. Necesitamos aquí dar un paso atrás, hacia Kant. La filo- sofía trascendental, después de Kant, “idealismo trascendental”, deberá contener en ella, y por anticipado, la totalidad del saber posible y presu- pone, en su punto de partida, la existencia de “dos troncos del conocimiento humano, los cuales proceden acaso de una raíz común, pero desconocida para nosotros: La sensibilidad y el entendimiento” (KrV, B 29-30), es decir naturaleza y espíritu, intuición y concepto, necesidad y libertad, pasividad y activi- dad, etc. Schiller toma como punto de partida la misma raíz: “la desconocida fuente de donde manan los conceptos de uni- versalidad y necesidad”. Se enuncia en la carta XX: “La liber- tad misma es un efecto de la Naturaleza” pues la libertad “no comienza a existir hasta que el hombre esté completo” (“dass aber die Freiheit selbst eine Wirkung der Natur (…), kein Werk des Menschen sei”. “Sie (la libertad) nimmt ihren Anfang erst, wenn der Mensch vollständig ist und seine beiden Grundtriebe sich entwickelt haben” (ÄE, XX, 632, 101). Solo al hombre completo, al hombre en su totalidad corres- Imago Agenda | N° 207 | Otoño 2020 | 49