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Empatía, ética y clínica
La transferencia en la época de la cuarta
revolución industrial
Escribe
Nora Merlin
[email protected]
L
a última revolución industrial trajo una explosión de nue-
vas tecnologías que están cambiando la forma en que vi-
vimos y representan lo que podemos denominar una mu-
tación antropológica y de los lazos sociales.
La “cuarta revolución industrial”, denominada así por Klaus
Schwab en el Foro Económico Mundial 2016, se caracteriza por
una fusión de tecnologías que están desintegrando las fronte-
ras entre las esferas física, digital, y biológica. Se trata de una
etapa marcada por avances tecnológicos emergentes en una
serie de campos, incluyendo robótica, inteligencia artificial,
computación cuántica, biotecnología e impresión 3D, que, en-
tre otras mutaciones, está produciendo un mundo devenido in-
ternet e imagen virtual.
Esta mutación tecno-cultural va dejando paulatinamente el
cuerpo real fuera de juego. Afirma Jean Baudrillard que con
la virtualidad entramos en la era de la liquidación de lo real,
la referencia y la exterminación del otro. En Cultura y simula-
cro, Baudrillard recuerda un cuento de Borges sobre un mapa
tan detallado, que implicaba una exacta correspondencia biu-
nívoca con el territorio. Basándose en esa historia, señala que
en la postmodernidad se ha borrado la diferencia entre mapa
y territorio, siendo imposible distinguirlos; más bien el territo-
rio ha dejado de existir y sólo quedó el mapa o el modelo vir-
tual, simulacros que suplantan la realidad.
Bifo Berardi, continuando las huellas de Baudrillard, descri-
be en Fenomenología del fin al neoliberalismo como semioca-
pitalismo, un modo de producción en el cual la acumulación
de capital se hace esencialmente por la multiplicación de sig-
nos: bienes inmateriales. Se trata de una semiología de la si-
mulación basada en el fin de la referencia: el signo linguístico
se ha emancipado plenamente y esa abstracción se desplazó
hacia la ciencia, la política, el arte, las comunicaciones y todo
el sistema de intercambios.
El neoliberalismo, un capitalismo que ya no es industrial sino
financiero, constituye el punto más avanzado de la virtualiza-
ción financiera: el dinero se puede transformar en más dinero
salteándose la producción de bienes útiles. El semiocapitalis-
mo se basa en la desterritorialidad de la producción, el inter-
cambio virtual y la explotación del alma como fuerza produc-
tiva. Habitamos una cultura global transformada en un siste-
ma de intercambios predominantemente virtuales que impli-
can la sustracción del cuerpo, una mutación antropológica que
se ha producido en la sensibilidad y, por lo tanto, en la habili-
dad de percibir el cuerpo del otro.
Esta última revolución ¿afecta la práctica del psicoanálisis? La
respuesta es obvia, dado que la subjetividad se comunica cada
vez más por máquinas y cadenas algorítmicas matemáticas, y
cada vez menos por el encuentro de los cuerpos; los mensajes
de texto, whatsapps, mails, y skype inevitablemente se introdu-
cen por momentos en las transferencias y muchas veces consti-
tuyen la posibilidad del análisis. Frente a este impacto, los psi-
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coanalistas deben tomar posición: continuar el camino habitual
como si nada hubiese pasado, rechazar de plano cualquier intro-
misión tecnológica en la clínica, o preguntarse por este efecto
que, de hecho, nos guste o no, ya está incluido en los análisis.
Si el inconsciente, como indicó Lacan, es el discurso del Otro,
la subjetividad actual está atravesada y es hablada desde los me-
dios de comunicación concentrados y por una configuración de
cableados, inteligencia artificial, binarismos y algoritmos; obe-
dece inconscientemente a las imágenes y a una tecnología di-
gital. Redes, whatsapp, facebook e instagram condicionan há-
bitos, percepciones, saberes, elecciones y sensibilidad. Muchos
analistas bajo el argumento de una supuesta pureza teórica des-
estiman y rechazan estas actuales formas tecnológicas. Nuestro
punto de vista por el contrario adhiere a la indicación proferida
por Lacan, acerca de que un psicoanalista debe estar a la altura
de la subjetividad de la época. Entendemos que asumir tal posi-
ción es un modo de no gozar con la autosegregación y continuar
con un deseo decidido apostando a la hipótesis del inconsciente.
Luego de volver a leer los principales textos consagrados al
tema de la práctica analítica y la transferencia, constatamos
que en ningún momento Freud o Lacan hablan de la relación
paciente y analista como encuentro de cuerpos. No nos olvide-
mos un dato que no es menor: la transferencia de Freud con
Fliess que inaugura el psicoanálisis fue sostenida fundamen-
talmente como intercambio epistolar.
En su texto Sobre la dinámica de la transferencia incluido en
los escritos técnicos, Freud intenta dar cuenta de que la cura de
la neurosis se realiza por la vía de la actualización, repetición,
agieren, en transferencia. Afirma que “nada puede ser capta-
do, destruido quemado sino de manera simbólica, in effigie o
in absentia.” Estos dos términos, in absentia, in effigie, son cen-
trales y Lacan los retomará en dos clases del Seminario 11, Los
cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
En la clase 4 “De la red de significantes”, Lacan va desarro-
llando las ideas centrales del texto freudiano y concluye que
eso ausente que la representación intenta representar es de un
real y que la transferencia es la actualidad de ese real.
A continuación, en la Clase 5 del mismo Seminario, Tyché y
automaton, Lacan prosigue intentando comprender el mencio-
nado artículo freudiano y afirma que “La relación con lo real
que se da en la transferencia, la expresa Freud en los términos
siguientes: que nada puede ser aprehendido in effigie, in absen-
tia.” En esta ocasión parecería que in effigie, in absentia cons-
tituyen una forma imaginaria o simbólica a través de la cual
no se puede aprehender lo real. Nadie puede ser ajusticiado
in absentia o in effigie, implica que ni la palabra ni la imagen
pueden representar del todo lo real y sin embargo constituyen
las herramientas con las que cuenta el analista para sostener la
propuesta de analizar. Dado que no se alcanza la aprehensión
de eso ausente, la transferencia sería el enlace, la juntura que
aloja un automaton, es decir, la insistencia de la deriva simbó-
lica y un real que hace impacto pero que escapa.
Ahora bien, In absentia, in effigie son las formas de llamar a lo
que siempre está fuera de lugar y de lo cual sólo quedan repre-
sentaciones ¿Cuál es el encuentro que se produce en la transfe-
rencia? No hay encuentro con el sujeto porque su condición es
que nunca va a la cita. Dice Lacan en ese mismo capítulo: “Los