Identidades Número 1, Febrero 2014 | Page 39

El tercer aire. No acondicionado, pero sí fresco y renovador. Las fuerzas dentro del género hip- hop cubano como movimiento underground están divididas. Divididas por el mito. Eso es bueno y es mejor, para entender el fenómeno social del rap en Cuba. Para quienes se acerquen a éste acontecimiento están “El Festival” y “El Movimiento”. El Festival, podemos citar de memoria, surgió hacia 1994 bajo la dirección de Rodolfo Rensolis y GRUPO UNO, los cuales se encargaban no solo de la dirección artística, sino también de escenografía, diseño, publicidad, producción general, trámites burocráticos y el largo etcétera que encierra realizar un evento que marcó un modo de negociar con los burócratas de las instituciones cubanas, censores de la cultura y sus medios. El Festival tiene verdadero auge a partir de 1996, creando una ola sonora que recorrió la música cubana hasta los años 2002-2004 y llegó a su máxima expresión como fenómeno socio cultural colmando las gradas del Anfiteatro de Alamar, esa ciudad olvidada, levantada para el hombre nuevo. Su fin, no como género, sino como Festival, trajo su causa de la intervención de quienes ven la cultura cubana como su posesión, su arma de trabajo político y adoctrinamiento. En 2004 se decide “desde arriba”, por los centros políticos, sentenciar al Festival y tratar así de desarticular el movimiento musical rapero con la acusación de contestatario. Se aplicaron diferentes estrategias, entre las cuales sobrevive, llena de olvidos, la Agencia Cubana de Rap, con una historia que merece otro artículo.1 El movimiento nació con la cruz de la censura. El movimiento nació en un momento de suma valentía. En la década de los noventa, todo el pueblo cubano hizo su revolución. Una revolución para comer. Una revolución para salvar a la familia. Una revolución para decir la verdad. Y en esa verdad estaban los modos de una generación desplazada, olvidada por los medios de difusión masiva, que más que olvidar tergiversaban su verdad y su imagen social. En la prensa nacional, EL BARRIO solo existe lleno de negros ladrones, lleno de drogas y bailes folklorizados. El barrio es el infierno personal del estado. El culpable de todos los males. El fin del mundo. Pero eso es mentira. Como también es mentira el extremo de un barrio amante de los “cinco héroes” y dispuesto a dar la viva por un socialismo que está matando de hambre y necesidad los valores más preciados de la nación cubana. Censura no, censurados, que suena mejor, es la idea básica de un movimiento que no pudo hacer su escala, su presentación social directa debido a dos razones fundamentales: El 95% de los intérpretes del Hip Hop cubano son afrodescendie