Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 94

peor —caer muertos— por causa de sus creencias. El gobierno ha intentado controlar la música de David y Raudel a través de la censura, pero ambos están dispuestos a correr el riesgo. Ver y crear conexiones: los negros en EE.UU. y los negros en Cuba Después del asesinato de Malcolm X y Martin Luther King han faltado líderes con fuerza y consistencia en la comunidad negra estadounidense. Hay negros que sienten que ya se acabó el movimiento de derechos civiles y se han asimilado exitosamente a la corriente principal, pero no es verdad. Los poetas del Movimientos Negro de las Artes escribieron sobre la lucha por la igualdad. Las cosas no han cambiado mucho desde las décadas del 60 y del 70. Claro que todos tenemos acceso a la educación universitaria, pero ¿qué se puede hacer con ella? Seguimos siendo excluidos de altas posiciones y ciertos trabajos, y el sueldo de los negros es más bajo. Por eso, como escritora, mis temas son la desigualdad, el maltrato y las condiciones sociales de los negros estadounidenses. Por eso disfruté tanto de las presentaciones de los guerreros cubanos Raudel y David. El elemento desinteresado y abnegado de su música se revela en la vida que llevan. David abre su casa a un grupo demográficamente diverso para conversar con entera libertad de expresión. Dijo que no necesita pasarle llave o candado a su puerta, algo opuesto a la situación en EE.UU. Yo misma tengo cerraduras electrónicas en las puertas y ventanas de mi casa. Sin importar a cuánto suba la temperatura de noche, jamás dormiría con las ventanas abierta. Sentí que él tenía algo mucho mejor en su comunidad que yo en la mía. Durante los paneles y discusiones, y en todos los eventos de AfricAméricas II, una de las cosas que más me interesó fue cómo la sociedad civil en Cuba brega con sus propios problemas sociales y el racismo. Tal vez nosotros, los afroamericanos aquí, pudiéramos aprender algo de ellos. Como mujer he tenido que lidiar con distintas capas de racismo y discriminación, tanto por parte de mi propia gente como de los blancos. 94 El lugar de la mujer en cualquier movimiento universal es un problema y un reto. Recuerdo que a la poeta Carolyn M. Rodgers, participante del Movimiento Negro de las Artes, unos hombres del propio movimiento le pidieron que cambiara su estilo y se convirtiera en una poeta más reservada y sumisa. Ella manifestó su negativa en el poema “el último h de p”, que resuena conmigo como una mujer con escritura que no es reservada ni sumisa. Le pregunté a Raudel si había raperas cubanas. Sonrió y dijo que sí, que había, pero que no muchas, aunque piensa que el lugar de las mujeres en el movimiento es importante y reconoce que también hay una cultura machista. Me explicó que el machismo es la cultura en que el hombre es el que gana dinero y protege a la mujer. En tal sociedad, las mujeres reciben sustento y son protegidas y respetadas a cambio de asumir roles sumisos. No tienen poder. Tuve que contener mi risa, ya que el término “machismo” se usa también en inglés, pero parece haber perdido el significado. Aun así, significa que la mujer es servil y sumisa a las necesidades de los hombres, pero no significa por eso que el hombre vaya a mantener y pr oteger a la mujer. Y reí otra vez, porque hasta cierto punto lo que describió Raudel es lo que la mayoría de las mujeres negras en los EE.UU. quieren: un hombre negro que las cuide, las proteja y las mantenga. No todas somos gritonas, peleonas e interesadas; queremos lo que quieren las mujeres en todas partes, y eso es ser queridas, protegidas, alentadas, y apoyadas. Que los hombres estén activamente involucrados en nuestras vidas, la vida de nuestras familias y en la comunidad. Raudel añadió que el “machismo” sólo funciona si todo mundo acepta felizmente su posición. Para mí, ser libre significa que nadie tiene una posición, que todos son iguales y tienen voz. Me encantaría encontrar un hombre que me lo hiciera todo, pero no sacrificaría mi voz. En EE.UU. se incrementó la violencia contra de las mujeres y los niños a manos de sus esposos, novios u otros hombres. Ese es un tipo fatal del machismo, que no puede ser tolerado en ninguna