peor —caer muertos— por causa de sus creencias. El gobierno ha intentado controlar la música
de David y Raudel a través de la censura, pero
ambos están dispuestos a correr el riesgo.
Ver y crear conexiones: los negros en EE.UU. y
los negros en Cuba
Después del asesinato de Malcolm X y Martin
Luther King han faltado líderes con fuerza y consistencia en la comunidad negra estadounidense.
Hay negros que sienten que ya se acabó el movimiento de derechos civiles y se han asimilado exitosamente a la corriente principal, pero no es
verdad. Los poetas del Movimientos Negro de las
Artes escribieron sobre la lucha por la igualdad.
Las cosas no han cambiado mucho desde las décadas del 60 y del 70. Claro que todos tenemos
acceso a la educación universitaria, pero ¿qué se
puede hacer con ella? Seguimos siendo excluidos
de altas posiciones y ciertos trabajos, y el sueldo
de los negros es más bajo.
Por eso, como escritora, mis temas son la desigualdad, el maltrato y las condiciones sociales
de los negros estadounidenses. Por eso disfruté
tanto de las presentaciones de los guerreros cubanos Raudel y David. El elemento desinteresado y
abnegado de su música se revela en la vida que
llevan. David abre su casa a un grupo demográficamente diverso para conversar con entera libertad de expresión. Dijo que no necesita pasarle
llave o candado a su puerta, algo opuesto a la situación en EE.UU. Yo misma tengo cerraduras
electrónicas en las puertas y ventanas de mi casa.
Sin importar a cuánto suba la temperatura de noche, jamás dormiría con las ventanas abierta.
Sentí que él tenía algo mucho mejor en su comunidad que yo en la mía.
Durante los paneles y discusiones, y en todos los
eventos de AfricAméricas II, una de las cosas que
más me interesó fue cómo la sociedad civil en
Cuba brega con sus propios problemas sociales y
el racismo. Tal vez nosotros, los afroamericanos
aquí, pudiéramos aprender algo de ellos.
Como mujer he tenido que lidiar con distintas capas de racismo y discriminación, tanto por parte
de mi propia gente como de los blancos.
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El lugar de la mujer en cualquier movimiento universal es un problema y un reto. Recuerdo que a
la poeta Carolyn M. Rodgers, participante del
Movimiento Negro de las Artes, unos hombres
del propio movimiento le pidieron que cambiara
su estilo y se convirtiera en una poeta más reservada y sumisa. Ella manifestó su negativa en el
poema “el último h de p”, que resuena conmigo
como una mujer con escritura que no es reservada
ni sumisa.
Le pregunté a Raudel si había raperas cubanas.
Sonrió y dijo que sí, que había, pero que no muchas, aunque piensa que el lugar de las mujeres en
el movimiento es importante y reconoce que también hay una cultura machista. Me explicó que el
machismo es la cultura en que el hombre es el que
gana dinero y protege a la mujer. En tal sociedad,
las mujeres reciben sustento y son protegidas y
respetadas a cambio de asumir roles sumisos. No
tienen poder. Tuve que contener mi risa, ya que el
término “machismo” se usa también en inglés,
pero parece haber perdido el significado. Aun así,
significa que la mujer es servil y sumisa a las necesidades de los hombres, pero no significa por
eso que el hombre vaya a mantener y pr oteger a
la mujer.
Y reí otra vez, porque hasta cierto punto lo que
describió Raudel es lo que la mayoría de las mujeres negras en los EE.UU. quieren: un hombre
negro que las cuide, las proteja y las mantenga.
No todas somos gritonas, peleonas e interesadas;
queremos lo que quieren las mujeres en todas partes, y eso es ser queridas, protegidas, alentadas, y
apoyadas. Que los hombres estén activamente involucrados en nuestras vidas, la vida de nuestras
familias y en la comunidad.
Raudel añadió que el “machismo” sólo funciona
si todo mundo acepta felizmente su posición. Para
mí, ser libre significa que nadie tiene una posición, que todos son iguales y tienen voz. Me encantaría encontrar un hombre que me lo hiciera
todo, pero no sacrificaría mi voz.
En EE.UU. se incrementó la violencia contra de
las mujeres y los niños a manos de sus esposos,
novios u otros hombres. Ese es un tipo fatal del
machismo, que no puede ser tolerado en ninguna