Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 50

“Mejor no hablar de ciertas cosas”: La negritud en Argentina clase y género en Cuba y el mundo Omer Freixa Profesor e investigador en la Universidad de Buenos Aires Argentina 50 A partir de que el sujeto afrodescendiente no tiene el lugar que merece en la conformación étnica de América Latina y de su marginación económica y política, la temática se problematiza en Argentina, un país que se jacta de una blancura indiscutible y que no da lugar a la presencia africana. Actualmente se insiste en que “no hay negros” en la patria de Maradona. Ese lema se repite sin mayor fundamento, pero detrás de esa aseveración del orden de lo inconsciente (y reproducida hasta en la enseñanza escolar) está un relato histórico que delimitó sus horizontes de pertenencia y excluyó (por diversos motivos) a los que no debían formar parte del discurso, entre ellos los afroargentinos, que ingresaron en la categoría del desaparecido, un término con un peso simbólico enorme en un país que sufrió una terrible dictadura con saldo de 30.000 víctimas del terrorismo de Estado: los “desaparecidos”. Si bien para muchos el racismo no guarda relación con el discurso, esto se debe a que ese vínculo es tan evidente y obvio que no se detecta. Sus resultados pasan a formar parte, si se quiere, del sentido común. Hay autores que argumentan que lo que se hizo con el negro en Argentina equivale a un “genocidio discursivo”, que responde a una construcción del poder y muestra el resultado final pergeñado por la élite política argentina, la famosa “Generación de 1880”, con discurso negador de la alteridad. La negación es otra forma desenmascarada del racismo moderno y uno de los modos más recurrentes en América Latina, siguiendo a Teun Van Dijk. Las élites simbólicas tienen una responsabilidad enorme en la reproducción del racismo a nivel social para mantenerse en el poder y conservar su status. Para este grupo, la mejor forma de protegerse contra elementos considerados peligrosos es la negación discursiva del colectivo afroargentino o “invisibilización” del actor negro en la historia oficial Argentina. La construcción de un Estado-Nación es un proceso material que también adquirió forma de relato histórico. En la Argentina, el orden del relato se centró en la pureza racial más que en el mestizaje. La pureza racial, tan en boga a fines del siglo XIX y comienzos del XX, produjo un exceso de “purismo”. De allí la obsesión por aislar, antes de eliminar, elementos impuros. De esa marca narrativa proviene la teoría famosa del “crisol de razas”, pregonada por los gobernantes durante el aluvión inmigratorio que, desde fines del siglo XIX, elevó la población de 1.3 millones (1859) a 3.9 millones (1895), como sucedió en varios países de América. La amalgama armónica de los recién llegados con los poco presentes daría lugar a la fundición de una nueva ciudadanía, sin diversidad, o más bien homogénea, no afrontó problemas étnicos, porque los negros argentinos fueron lisa y llanamente aislados y silenciados. Incluso se fue un poco más lejos: se dijo que estaban extintos. El ex presidente argentino Domingo Sarmiento, “padre del