Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 45

cuando EMBRATUR hizo una campaña publicitaria en restaurantes, hoteles, aeropuertos y agencias de viaje. En las embajadas brasileñas se empeñaron por identificar las agencias de viaje que comercializaban paquetes para el turismo sexual. A partir de 1995 empezaron a retirar carteles de mujeres en trajes de baño minúsculos, lo cual evidenciaba que el mismo gobierno del país iniciaba y estimulaba el turismo sexual. Pero el problema más grande es el racismo brasileño, que lleva a exclusión social, pobreza y miseria, por lo cual muchas niñas negras sucumben a la prostitución y al turismo sexual infantil y adolescente (Figura 5). El alcoholismo de los padres, así como la desintegración de la familia, las agresiones físicas y el abuso sexual doméstico son factores determinantes para la desestructuración psicológica de las niñas y quizá de los homosexuales. Las adolescentes adquieren un perfil psicosocial de opresión, dominación y sumisión; así como presentan disturbios en sus capacidades cognitivas primarias y secundarias. Los estudios indican que los turistas que llegan a Brasil son trabajadores de clase media baja que ostenta venir de vacaciones a este país, donde se interesan por las niñas negras y mulatas. De ahí que emerja en ellas la ilusión de que estos hombres pueden sacarlas de la miseria. La mayoría van para Alemania, pero en vez de como dueñas de casa, se convierten en empleadas domésticas al tiempo que continúan sirviendo como objeto sexual. Esto se puede ver en un documental de Zito (2007). Y junto con tal situación está “la impunidad, la ausencia de políticas sociales y las invocaciones sexuales que mueven la sociedad moderna, que se consideran los principales factores que estimulan más ese problema brasileño” (PSI, 1997)10. Nótese que esta situación ha permanecido casi sin cambios por 17 años. En todos los intentos por resolver los problemas de las mujeres en Brasil y verificar que la Copa del Mundo tiene que ver con ellas, el racismo fue invisibilizado. Desde esa perspectiva la UNEafro (2011) señala su preocupación por las cifras de la pobreza entre las mujeres negras brasileñas. Según destaca Ana Caroliona Querino: “Es necesario que las políticas para combatir la pobreza evalúen las consecuencias de la discriminación de género y del racismo en la vida de las mujeres, y que no sólo estudien las dimensiones de género y raza. En Brasil, las estadísticas indican que las mujeres negras son mayoría entre la población que sufre de pobreza extrema. De acuerdo con el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas), las prietas y pardas constituyen 70% del total de las ocho millones de mujeres que sufren esa situación”.11 La preocupación del gobierno por la Copa está en la expectativa de inversión e inyección financiera a través de los turistas. Según el Portal de la Copa, el torneo mundial atrajo unos 600,000 visitantes de 180 países, la mayoría de ellos visitantes por primera vez. Se estima que inyectaron unos $2.6 billones de dólares en las ciudades-sede (BRASILIA, 2014)12. Y se gastaron $6.622.186.109 en aeropuertos, comunicación (comunicación internacional con acciones de promoción del Brasil como destino turístico y sede de la Copa del Mundo), ferias internacionales de turismo, eventos de promoción, talleres y presentaciones, desarrollo turístico, estadios, estructuras temporarias (durante la Copa de las Confederaciones), movilidad urbana, puertos, seguridad pública y telecomunicaciones (BRASILIA, 2014)13. El retorno fue inferior a la inversión. La aplicación de capital a la Copa Mundial y la expectativa de inyección financiera de billones fueron bastante estimuladoras para que el gobierno brasileño tomara acciones contundentes en el combate 45