Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 35

Luces y sombras de la atención a discapacitados en Cuba clase y género en Cuba y el mundo Moisés Leonardo Rodríguez Profesor y activista cívico Artemisa, Cuba A l entrar a una vivienda del batey del antiguo central Orozco, municipio Bahía Honda, provincia Artemisa, los sentidos perciben un ambiente infrahumano. Olores fuertes por la falta de higiene asociada a que no alcanza el dinero para comprar detergentes y jabón. Además, el agua no llega por tuberías y esto obliga a comprarla a 80 centavos la lata. Las despintadas paredes, techos y pisos completan lo dantesco del ambiente en que conviven Agustina Rodríguez Díaz, madre de la invidente de nacimiento Violeta Arozarena Rodríguez y de Elena Rodríguez Díaz, quien a su vez es madre soltera de Bárbara Isaura Rodríguez Díaz, de 20 años, ciega de nacimiento y con retraso mental severo.* Estas mujeres declaran que no son atendidas por la seguridad social. Según Violeta, “aquí no nos atienden a nosotros; a mí no se me ha dado nada. En este mundo no se me ha dado nada”. La madre añade que Violeta se quemó para ver si así le daban algo y que, en otra ocasión, la sorprendió tratando de ahorcarse. Violeta afirma: “Yo tengo que estar abriéndole las patas a todos los hombres que vengan por veinte pesos para comer. ¿Por qué es eso? Porque para la seguridad social somos potrero”. Dice que estuvo “dos meses sin comer para poder comprar un colchón y un ventilador, y lo poco que nos han dado por bienestar social está podrido”. 35