Un largo camino
por recorrer
clase y género en Cuba y el mundo
Fernando Palacio Mogár
Presidente del Partido Liberal Nacional Cubano
La Habana, Cuba
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L
a Organización de Estados Americanos
(OEA), fundada en 1948, es una de las instituciones que trabaja sólidamente en contra de todas las formas de discriminación,
incluyendo la racial. Son varios los pactos y convenciones internacionales que sirven de herramientas para denunciar la discriminación, desde
los Pactos Internacionales de Derechos Humanos
hasta la Convención Internacional contra todas
las Formas de Discriminación Racial. Las Naciones Unidas definen como discriminación: “Cualquier distinción, exclusión o preferencia basada
en la raza, color, sexo, religión, opinión política o
de otra índole, origen nacional o social, propiedad, nacimiento u otro estatus y que tiene el propósito o efecto de anular o impedir el
reconocimiento, goce o ejercicio de todas las personas a sus derechos y libertades”.
Ninguna raza es privilegiada. Sólo por ignorancia
y prejuicio puede divulgarse tal supremacía. A lo
largo de la historia, unas razas se han instruido de
otras y en esa instrucción se han beneficiado humanamente. Todas las personas pertenecen, por
encima de razas, a la misma especie: la humana.
En Cuba los afro descendientes son discriminados
por prejuicios raciales. La discriminación racial
radica en negar derechos y subyugar socialmente
a las personas que pertenecen a cierta raza con el
argumento de que son inferiores. Pero no hay un
solo testimonio válido para afirmar que una raza
es superior naturalmente a otra. Unos grupos raciales han tenido condiciones históricas y sociales
más favorables, pero ningún signo de superioridad aflora en los genes de determinada.
Las tradiciones, hábitos, formas de vida y costumbres de todos los grupos sociales deben respetarse siempre y cuando no afecten los derechos
humanos ni los derechos de terceros ni se pretendan imponer obligadamente a los miembros de
otro grupo.
La Declaración sobre la Naturaleza de la Raza y
de las Diferencias Raciales(1950) deja bien claro
que las razas no existen. Lo que existe verdaderamente son los grupos humanos, que pueden ser
religiosos, nacionales, geográficos, lingüísticos y
culturales, pero no podemos definirlos ni llamarlos razas, porque no necesariamente coinciden
con los grupos raciales. Otro concepto que maneja esta declaración es que la inteligencia no
tiene nada que ver con el color de la piel.
A través de la historia, los afrodescendientes cubanos han dado grandes aportes a la formación de
su identidad nacional y han trabajado arduamente
en el rescate de sus orígenes y de su cultura, así
como por el reconocimiento de su identidad y el
auto reconocimiento.
En Cuba la problemática de la discriminación racial se ha convertido en un gran flagelo. Es una
realidad que los afrodescendientes cubanos son
los más desprotegidos, discriminados y desplazados, sin tener la oportunidad de gozar de algún
mecanismo legal o institucional para llevar sus inquietudes y problemáticas al sentirse apartados,
desabrigados o humillados.