Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 123

muchas veces son olvidados por aquellos que debaten la situación de Cuba y se concentran únicamente en el funcionamiento institucional. Sin embargo, como en todo discurso político, el mensaje va más allá de esta altruista referencia y tiene un especial destinatario: Estados Unidos. En este sentido, los esfuerzos del gobierno colombiano por estrechar los vínculos entre los gobierno cubano y estadounidense se han intensificado desde que La Habana se consolidó como sede del proceso de paz que adelantan el gobierno colombiano y las FARC. Hay que tener en cuenta, además, que la solución del conflicto bilateral entre Colombia y Venezuela no habría tenido lugar sin la buena intermediación de Cuba. De este modo, la dinámica colombo-cubana se puede describir brevemente a través de un diálogo ficticio, pero realista. Así, Colombia empieza expresándole a Cuba: “Ayúdese reformando su sistema político y económico, muestre una buena imagen, garantizar una efectiva ejecución de mi proceso de paz con las FARC y que este concluya con un exitoso acuerdo le dará mayor visibilidad, así podremos junto con los vecinos, interceder más intensamente por usted dentro de la escena internacional”. Cuba responde con cierto tono autoritario: “Yo soy quien toma las decisiones, pero tendré en cuenta esas recomendaciones. Ayúdese usted también teniendo paciencia con el proceso, no se vaya a levantar de la mesa y sea más comprensivo con mis camaradas de las FARC, que de eso depende en gran parte la efectividad de mi colaboración”. Probablemente Colombia y Cuba estén tomando el rumbo acertado para la consecución de sus objetivos, pero evidentemente falta un largo camino por recorrer hasta su propia paz, aquella que, más allá de solucionar las controversias de los conflictos, garantice de manera efectiva el ejercicio y la protección de los derechos humanos. De este modo, Colombia continúa soportando el flagelo del conflicto armado interno que le ha impedido estar en paz consigo misma por durante más de 50 años, aunque los diferentes gobiernos han propendido por mantener buenas relaciones con los demás países, aspecto que actualmente está dando sus frutos tras manifestarse un apoyo masivo de la comunidad internacional al proceso de paz. Este apoyo es motivado, entre otras cosas