Lo más importante es que los afrodescendientes
dejemos de ser percibidos como víctimas, culpables o beneficiarios del paternalismo de inspiración colonialista, para ser definitivamente
reconocidos como protagonistas de nuestra historia y sujetos de derechos y dignidades. Los valores y la autoestima de los afrodescendientes
cubanos deben recuperarse mediante la reestructuración de los programas de estudio, los discursos mediáticos y las imágenes simbólicas. Muy
poco podrá avanzarse si las autoridades no reconocen y asumen su responsabilidad histórica y
política en los traumas y fracturas que arrastramos.
Es preciso divulgar y debatir los avances, instrumentos, propuestas, críticas y recomendaciones
que dimanan de espacios y organismos internacionales como el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD),
tratado vinculante del que Cuba es signataria,
pero que el pueblo desconoce totalmente.
Es preciso cambiar de dimensión el movimiento
antirracista para que sea totalmente independiente
y se enfoque en cuestionar a los agentes institucionales de la discriminación en vez de seguir encubriendo la responsabilidad histórica y política
del gobierno con paños tibios, ocultamientos
cómplices y medias verdades.
Es preciso que, desde la ciudadanía, se presione a
las autoridades, que hasta ahora no han demostrado ni compromiso ni voluntad política para socializar la verdad histórica y el debate que, de
manera transparente y desprejuiciada, debe instalarse en las aulas, las academias, las pantallas, los
escenarios y los barrios.
Es preciso poner en práctica mecanismos de empoderamiento cívico y económico para atenuar,
de manera consistente, la enorme desigualdad y
desventaja que sufren los afrodescendientes cubanos, hasta ahora víctimas de la polarización social
y del desamparo que imponen las presentes y futuras transformaciones socioeconómicas.
Zurbano debe aclarar si ese gran movimiento antirracista que propone será una nueva plataforma
oficialista, con pertenencia reservada a los miembros de esa “izquierda” totalitaria con medio siglo
de poder absoluto opresivo y racista. Yo puedo
asegurar que sin independencia cívica y diversidad incluyente, hagan lo que hagan será, a mediano plazo, motivo de fracaso, frustración e
inútiles lamentos.
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