animan con el objetivo de llevar alegría a los niños y enseñar valores. A través de una propuesta
participativa como “Teatro de la Creación”, los
niños recrean sus historias de la vida a través de
la representación.
También se desarrolla el proyecto en comunidades de tránsito, eufemismo que utiliza el gobierno para los albergues colectivos, a donde van
a parar las personas que pierden sus casas por derrumbes, fuegos o desastres naturales. Así tenemos
albergues en La Esperanza, municipio de Boyeros, y el reparto Dolores, en San Miguel del Padrón.
En estas comunidades marginales reinan la violencia intrafamiliar y otras costumbres perjudiciales para la educación cívica y la cultura urbana.
En Cuba la enseñanza elemental es obligatoria y,
como todos los niños cubanos, estos niños de barrios marginales deben asistir a la escuela, pero la
politizada instrucción que reciben no ayuda a desarrollarse en un medio tan hostil.
A través de “Teatro de la Creación”, las historias,
cuentos, adivinanzas, bailes, dibujos, audición de
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lecturas, preguntas y respuestas, propician la interacción entre la audiencia infantil y los animadores.
El proyecto es totalmente apolítico, aunque estimula la formación de valores cívicos. Asimismo, interactuar con los niños en su propia comunidad proporciona un vínculo beneficioso con
sus padres, en busca de mejoras en la afectividad
familiar y en la creación de principios fraternales,
con énfasis en la no violencia.
El proyecto surgió a partir de que los mensajeros
de la Red de Bibliotecas Cívicas constataron la
realidad de barrios como El Globo, La Esperanza,
La Corea y otros de la capital, a los cuales llegaban para realizar su función como bibliotecarios
viajeros. Estos activistas de la lectura comunicaron a la coordinadora nacional la situación que
prevalecía en estos lugares, caracterizados por la
violencia familiar y social, el alcoholismo y la
falta de atención y cuidado afectivo de los niños.
También señalaron la ausencia de sonrisas en los
rostros infantiles.