De Cuba soy, en Cuba vivo y
de su realidad hablo hoy
Natividad Soto Kessel
Ingeniera química y ceramista.
La Habana, Cuba
uando me detengo y recorro
aquellos años de vida pasada en
que puse todos mis sueños y
esfuerzos, busco con insistencia el significado de aquellos lemas con que se
identificaban mi niñez y juventud. Sí,
había que trabajar y estudiar por un fu
C
turo mejor, y yo les creí; poniendo disciplina, voluntad, capacidades, inteligencia, aptitudes, todo lo que fuera necesario, en manos de aquellos que me
impusieron la creencia de que aquí, en
Cuba, íbamos a tener en tiempos venideros un futuro mejor.
Y yo les creí, sí. Cursé las enseñanzas
primaria, secundaria, pre-universitaria y
universitaria. Me gradué en las dos carreras que matriculé. No me importó no
tener dinero para pagar el ómnibus, dejé
de oír las protestas de mí estómago, en
las largas jornadas de estudio sin probar
alimento alguno, porque en mí pensamiento abrigaba una gran esperanza: Un
Futuro Mejor. Pero no era solo estudiar;
había que cumplir con todas las exigencias, entre ellas decir un lema, que debía
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