Identidades No 5, Abril, 2015 | Page 47

Al día siguiente, domingo 10 de agosto, se juntaron los ciudadanos de la ciudad para una vigilia iluminada por velas. La gente estaba frustrada y enojada; no se hacía nada respecto al asunto de Brown. Al asesino lo escondieron y no se le acusó de ningún crimen. Fue durante la vigilia que por fin detonó el enfado de la comunidad. Justo mientras se televisaba todo esto, la vigilia estalló en protesta y luego en motín, lo cual me hizo recordar las últimas escenas del libro de Sam Greenlee, The Spook Who Sat By the Door, cuando empezó la revolución negra y las calles ardieron. Pensé que la revolución había llegado, por fin, a la América Negra (Estados Unidos). Lo primero que sentí fue miedo, por la violencia que traería. Después pensé en la fuerza y las palabras de Malcolm X: by any means necessary (por cualquier medio necesario). Para la juventud negra en Ferguson, Missouri, ya era hora de erguirse, resis- tir y luchar. A nadie le importan las vidas negras ni el bienestar de los hombres negros. Todos los días se lee algo sobre un policía matando a un negro. Los noticieros de todas las noches muestran los videos. No obstante, el sistema legal decide que estas matanzas por la policía están “justificadas”. Ni idea tenían de la reacción cuando Ferguson se incendió. Los jóvenes se reunieron y protestaron toditas las noches y lograron desactivar la ciudad y el sistema escolar. Marcharon por las calles las 24 horas del día. La policía reportó que había recibido amenazas de muerte y pidió al gobernador mandar la Guardia Nacional, pero la multitud siguió creciendo. La gente negra venía no sólo de comunidades aledañas, sino de todo el país, de Nueva York, Washington, Pittsburgh, California. Todos convergieron en Ferguson. La policía táctica de Ferguson dispara gas lacrimógeno en West Florissant Road, dos días después de que un agente matara a Michael Brown, un joven desarmado de 18 años. El FBI investigó el incidente. (Foto: Robert Cohen, St. Louis Post-Dispatch, via EPA) 47