menores— con altos índices de hechos de sangre y broncas entre estudiantes— como consecuencia del régimen impuesto, que copia fielmente a las prisiones en cuanto a las jerarquías y cargos que se ofrecen a los educandos y dan pie a la mayoría de las riñas. Mucho más cuando se trata de becas deportivas, donde las disciplinas de combate se ligan con el resto de las especialidades. Todo esto contribuye a la malformación de los adolescentes y estalla luego en las calles. Tampoco dan buen ejemplo las turbas que, a la vista de la Seguridad del Estado y la policía, incluyen estudiantes de diferentes niveles para ofender con obscenidades a los opositores pacíficos con el crimen y al poco tiempo el sancionado sale a trabajar y de ahí pasa intenta mantener a su familia honradamente con trabajo por cuenta propia o de un protestón pacífico con gritos o letreros antigubernamentales. Esa es la real amenaza para la revolución cubana: el trabajo o la opinión fuera del Estado. El activista de derechos humanos Yobel Sevilla Martínez cumple cuatro años por supuesto delito de atentado, que a libertad condicional, siempre que haya colaborado con sus carceleros. Es un total absurdo el crimen sin castigo, pero para el régimen es mejor el delincuente que el disidente.
Vistas guantanameras: barrios Oeste, Ho Chi Minh y La Punta
Todos saben quiénes mandan en las calles guantanameras. Las personas de bien prácticamente no pueden divertirse. En los pocos centros de recreación hay grupos de adolescentes armados jactándose de su dominio. Niñas en piquete llevan las armas de los varones para evadir a la policía, que poco se molesta en controlar a unos y otras. Tras alto consumo de alcohol, drogas y psicofármacos, estos jóvenes arremeten contra cualquiera o se enfrenta con otra banda en plena disputa territorial. La gente se pregunta qué hacen tantos menores de edad deambulando a altas horas de la noche y por qué se permite que consuman alcohol en espacios públicos. ¿ Por qué las autoridades no hacen nada? La respuesta es sencilla: porque están persiguiendo a vendedores ambulantes y opositores. Patrullan las calles en busca de un desdichado que consistió en cuestionar a la policía tras desatarse una riña cerca de varios agentes del orden y abstenerse estos de intervenir. Lo que sí hicieron fue golpear brutalmente al ciudadano crítico y arrestarlo. Responsabilizar solo a los padres sería evadir la responsabilidad del otro culpable y justificar la represión con que supuestamente resolverían el problema quienes precisamente se encargaron de crearlo al filo del desgobierno que predomina en nuestra gastada y desvalorizada sociedad por casi seis décadas. Hay que enfrentar la
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