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liberal y conservador con el mismo propósito de ganar las elecciones y aquel fue estigmatizado como extremista radical, capaz de subvertir el orden. Así se consiguió también la predisposición negativa de los gobernantes de turno en Estados Unidos, ya prejuiciados por las estructuras políticas, ideológicas y sociales de su propio país. Estenoz fue un hombre de profundas convicciones y pensamientos libertarios. Expresó su total desacuerdo con la personificación del sacrificio, esto es: que el negro debía soportarlo todo por el bien de la patria. Fue también explícito en su negativa a encabezar el Partido Liberal en el barrio del Cristo, Santiago de Cuba, al hacer uso de la palabra el 29 de junio de 1902 en el Teatro Albizu: ‟Yo aceptaré puesto en el partido liberal cuando allí los hombres de color se sientan capaces de defender los derechos de los que todos están asistidos y mientras los que allí se encuentren no se den cuenta de que harán nada no volveré a él; que la raza de color tenga deberes solamente y esa conducta solo la rectificaré cuando tenga en cuenta que servimos con plena consciencia de que valemos y podemos hacer mucho cuando; en una palabra, se haga respetar, porque no es posible ser libre, pelear por la libertad y sufrir ser tratado al estilo liberto romano, que a eso no pueden prestarse más los degenerados, esos pobres de espíritu que viven sin parámetro en la ridícula situación que se les colocaˮ. Los hechos descritos por Estenoz siguen vigentes en el contexto político contemporáneo, no solo desde la perspectiva racial, sino también ciudadana. Sin ciudadano no hay sociedad posible y en Cuba el pueblo, la gente y los sectores sociales existen sin ciudadanía plena ni Estado de Derecho, como simple conglomerado humano o manada de personas bajo la regla de que quien no siga las pautas oficialistas se considera contrarrevolucionario y es Estenoz aplastado brutalmente. consideraba que “los hombres dignos, que aspiraban a merecer el titulo de hombres libres necesitan vivir en una sociedad que merezca ese nombre dos cosas: Ser querido y respetado (…) Si no se consigue lo primero que nace de un sentimiento mutuo y espontáneo debe importar el segundo, que es lo justo y legal de cada uno y de todos los hombresˮ. No hay sociedad civil legítima alguna como pretendieron hacer ver los funcionarios orgánicos del y plegados al gobierno cubano en Cumbre de Panamá. La sociedad civil es aquella donde los ciudadanos tienen conciencia plena de sus actos sin que los más íntimos detalles de su vida estén controlados por un Estado autoritario y personalista. El porvenir de Cuba pertenece al pueblo entero sin distinción alguna y la sociedad civil no tiende a justificar la acción del Estado como protagonista central y articulador de la sociedad, sin que se democratice la acción de lo público para la convivencia de ciudadanos libres y autónomos. “Valemos y podemos hacer mucho cuando en una palabra se nos haga respetar”, aseveró Estenoz. ¡Cuán adelantado estuvo este líder y otros patriotas en su época! Por ello los racistas lo acusaron de querer convertir a Cuba en colonia de Francia. Todos los negros y mulatos, integrantes o no del PIC, fueron acusados de afrancesados y de pretender crear una república negra. Historias pasadas que acontecen en el presente A quienes trabajan hoy por la vindicación de los Derechos Humanos en Cuba y por la visibilización de la problemática racial al margen del Estado se les endilgan los adjetivos de anexionistas o mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Aquí radica una grosera falta 42