Implicar a la ciudadanía es importante, porque la Constitución de 1940, por ejemplo, no garantizó ni la continuidad institucional de la nación ni la futura democracia ni mucho menos la participación de la gente. Empezamos así el proceso de Mesas de Iniciativa Constitucional a lo largo y ancho del país, de una manera silenciosa, callada, reuniendo en casas a gente de la comunidad, porque una de las cosas que queremos garantizar es que se reúnan los miembros de la comunidad. De esa manera hemos ido logrando que los ciudadanos participen de un debate sobre las leyes, sobre la constitución, para que vayan incorporando la cultura cívica y una de las tantas virtudes, quizás la fundamental, que nosotros debemos potenciar: la tolerancia en la diversidad de la ciudadanía. Este ejercicio de democracia deliberativa va a garantizar y está garantizando que la gente se vaya acomodando a la opinión diversa y a la opinión distinta, a la opinión diferente. Ahora vamos a entrar en la fase de mayor visibilidad, que supone mostrarles sobre todo a los críticos que esto ha sido posible en Cuba. Porque mucha gente, cuando nosotros sacábamos información preliminar decían: no es posible que en Cuba se reúnan 300 o 400 casas simultáneamente, porque eso el régimen no lo permite. Nosotros lo hicimos y tenemos las pruebas, que es lo más importante. No solo damos la información de que hemos reunido tantos ciudadanos a lo largo y ancho del país, sino que podemos certificarlo aunque, desafortunadamente, no en todos los casos, porque se requieren recursos materiales, pero podemos certificar más de la mitad de los casos. Lo primero que va a pasar con este proceso de visibilidad es mostrar cómo se ha hecho y lo que se ha hecho. El segundo punto en esta nueva fase es preparar mejor a quienes mueven este proceso, porque somos tan solo unos cuantos quienes hemos chocado con o bebido la literatura que es necesario dominar. Debemos tener claridad sobre ella para impulsar este proceso. Muchas de estas cosas la hemos echado empíricamente aprovechando una virtud-defecto de los cubanos: que hablamos mucho y opinamos de todo. Eso es una virtud para la democracia deliberativa, solo que hay que estructurarla. Tiene que ser una discusión estructurada para que esa virtud en proceso tenga impacto positivo y, al mismo tiempo, requiere realmente lo que es necesario: regular el tiempo en la conversación y abrirnos a escuchar a los demás, en proceso de escucha activa que hay que ir construyendo. La democracia deliberativa no es más que una conversación estructurada racionalmente con activa escucha, no el debate de argumentos a ver quién gana, como si fuera competición olímpica, a ver quién tiene mejor argumento, sino la búsqueda de consenso. Esta es una nueva fase que queremos ya poner en práctica y lo haremos dentro de la Mesa de Unidad de Acción Democrática( MUAD) y concretamente con el Proyecto Otro 18. Pérez-Stable, profesora de Estudios Globales Socioculturales, cerró las presentaciones elogiando el proceso de Mesas de Iniciativa Constitucional y ofreciendo sus conjeturas acerca de las diferencias de contexto entre Cuba y los Estados Unidos, donde la experiencia de la democracia deliberativa está muy avanzada, tratándose de una sociedad estructurada y con fuerte cultura cívica. Estima que vale la experiencia y pone sobre la mesa que cualquier cambio en Cuba no debe tener el concepto de revolución como eje y paradigma. El evento concluyó con una rica discusión de perspectivas, dudas y comentarios enriquecedores por todos los participantes.
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