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Su vice presidente y los secretarios de
la asamblea y del Consejo de Administración también son blancos.
La asamblea está formada por treinta y
cinco delegados y entre ellos hay cuatro
delegados de la raza negra y dos mestizos (17.14%). En el Consejo de Administración —con áreas funcionales de
Salud, Educación, Cultura, Comercio,
Producción de Alimentos, Transporte,
Agricultura, Servicios Comunales,
Acueducto-Alcantarillado y otras— hay
un solo funcionario de la raza negra.
Para cerrar definitivamente el juego, en
la mesa del Partido Comunista encontramos que tanto la Primera Secretaria,
Arelis Marrero, como los siete miembros restantes del Buró Municipal, son
de la raza blanca. En las diversas organizaciones de masas hay una sola ciudadana de raza negra ocupando el puesto de dirección, en la Asociación de
Combatientes de la Revolución Cubana
(ACRC), designada para el cargo por
ser graduada de la Academia Militar.
Así puede palparse que, en la estructura
de dirección de Antilla, los máximos
dirigentes y funcionarios son preferentemente de raza blanca. Las fichas blancas dominan de extremo a extremo en
estas mesas y tienen asegurada la victoria como en el juego de dominó. De ahí
que sea necesario aludir a ese eslogan
que los jugadores pronuncian enérgicamente: “¡Capicúa. Se cierra a doble
blanca por las dos cabezas, aquí no hay
para nadie, somos los que somos!”
Hay mucha grandeza en negros y blancos, y estimo que, para obtener éxito en
el gobierno, debe prevalecer la unión y
el respeto a los valores de las personas.
No debe haber distinción por motivos
políticos o religiosos, ni simpatías ni
exclusión racial. Esto último es sumamente importante, ya que los afrodescendientes han sido marginados, humillados y enajenados al extremo de contar con muy pocas posibilidades para
llegar a los altos cargos de dirección.
El Comité Ciudadano por la Integración
Racial (CIR) formuló, dentro de sus
objetivos fundamentales, promover e
impulsar el más amplio, abierto y
desprejuiciado debate en el ámbito social, cultural, académico e institucional,
para analizar con profundidad la historia, el presente y el futuro de las relaciones interraciales en Cuba, además de
cualquier particularidad relacionada
con la vida, las inquietudes y el desenvolvimiento de los afro descendientes
en nuestro país.
El CIR se propuso impulsar y respaldar,
con el apoyo consciente de todos los
cubanos y cubanas sensibilizados con el
tema, las acciones, medidas, iniciativas
y diseños para garantizar la voz propia y
los espacios para los afrodescendientes.
Cuba necesita cambios legales que protejan al pueblo y principalmente a los
afro descendientes como grupo tan
marginado en la sociedad cubana actual.
Es nuestro deber apoyar a todos aquellos ciudadanos, tanto dentro de la Isla
como en el exterior, que luchan de forma pacífica y lícita por la igualdad de
todas las personas y por la más plena
integración de todos los ciudadanos, sin
distinción de raza ni de color de la piel.
Resulta imprescindible eliminar tantos
errores y tendencias negativas que han
deteriorado y destruido los espacios de
nuestra sociedad, ya sean económicos,
políticos y culturales. Estos flagelos han
ido en contra de los fundamentos de la
nación cubana y, como dijera José Martí, “Todo lo que divide a los hombres,
todo lo que los específica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad, dígase hombre, ya se dicen todos
los derechos”.
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