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El llamado trienio liberal (1821-1823) y la convulsión de Oriente (1912) tuvieron como escenario a Santiago de Cuba, pero no se describen en
nuestra historia con la responsabilidad que requieren ni se destaca el protagonismo de la población negra y mestiza.
De este modo se contribuye al fortalecimiento de
la falsa igualdad racial que proclama la revolución cubana, como forma encubierta de practicar
o ejercer el racismo desde el propio Estado o gobierno.
El trienio liberal tuvo, entre sus múltiples efectos,
visibilizar las más apasionadas discusiones sobre
la exclusión de los africanos y sus descendientes,
los derechos ciudadanos refrendados
en la Constitución española de 1812.
La convulsión de Oriente fue movimiento social de negros y mestizos
encaminado a lograr igualdad social,
sin ánimo de favorecer a los
afrodescendientes sobre el resto.
El gobierno cubano mantiene fuera
de su agenda el debate del tema racial. Ante las demandas raciales o sociales se recurre a un supuesto
nacionalismo para así disolver la conciencia
individual
de
los
afrodescendientes en una conciencia
nacional, como mecanismo de manipulación y control de este sector poblacional y de la sociedad en sentido
general.
Hay quienes aseveran que los
afrodescendientes tenemos como más fiel aliado
al Estado cubano. Sin embargo, no hay en Cuba
la profundidad educacional y cultural de una sociedad multirracial, como se evidencia en el constante agradecimiento que un creciente número de
afrodescendientes profesa al Estado sobre la base
de que el Buró Ejecutivo del Partido Comunista
en Santiago de Cuba está compuesto por 11
negros, 31 mestizos y 30 blancos. Esta representatividad mayoritariamente afrodescendiente no
visibiliza los niveles de pobreza, marginación y
desesperanza en este sector poblacional. La indigencia y la pobreza tienen color. La economía de
rebusque es la opción de los afrodescendientes
como alternativa para satisfacer necesidades,
puesto que no participamos en todas las
dimensiones de la economía cubana.
Las condiciones habitacionales de Santiago son
bien precarias. A