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Reivindicación del totí
clase y género en Cuba y el mundo
José Hugo Fernández
Escritor y periodista
La Habana, Cuba
S
i efectuaran una encuesta para establecer
cuál fue el material audiovisual más visto
en La Habana durante el año 2013, es probable que se lleve las palmas uno que últimamente ha estado pasando de mano en mano mediante memorias flash, con dos reportajes de origen incierto sobre casos de corrupción entre trabajadores y funcionarios estatales de modesto nivel. Muy en particular despierta comentarios el
dedicado al subdirector económico de la Empresa
de Servicios Comunales en el municipio Habana
Vieja, quien en complicidad con otros administrativos y empleados logró malversar, fácilmente y a
lo largo de varios años, más de 30 millones de pesos.
Dentro del proceso de enfrentamiento a la corrupción administrativa que ha venido desarrollándose en Cuba después que Fidel Castro traspasara
la jefatura del régimen a su hermano, este caso es
acaso el único en que las pruebas del delito cometido por un representante corrupto del Estado encuentran resonancia mediática de tanto alcance
entre la población. No se ha reconocido que la publicación del material fuera ordenada por el gobierno, pero queda explícito que encargó su factura. Y también parece claro que es el mayor beneficiario del gran impacto que produce entre la
gente, lo cual lleva a conjeturar que aun cuando
estuviese rodando en forma digamos clandestina,
su divulgación pudo ser dirigida secretamente
desde arriba.
Contradiciendo lo que ha visto, colige y comenta en masa el cubano de a pie, la Controlaría
General de la República insiste en declarar públicamente que la corrupción se manifiesta principalmente entre los dirigentes de nivel bajo e
intermedio y que los casos más frecuentes se
asocian a incumplimientos de lo implementado
por la dirección del régimen. Mientras, los más
conspicuos corruptos de cuello blanco y los
grandes jerarcas políticos y militares continúan
haciendo y deshaciendo a su antojo, sin que
haya ley ni control que les afecte y sin que sus
delitos (los pocos que son castiga