En El Tropical realizamos varias encuestas y entrevistas estructuradas a las mujeres afro, desde enero hasta abril de 2016, con el objetivo de conocer sus percepciones relacionadas con los tipos de trabajo que pueden realizar de acuerdo con el color de su piel, que ellas apreciaron como factor negativo y limitante en las ocupaciones laborales posibles. La aplicación de estos métodos arrojó como resultado que, de 70 mujeres encuestadas y entrevistadas, 45 son negras y 25 mestizas, repartidas entre los grupos de edades de 15 a 20 años( 10), 21 a 30( 24), 31 a 40( 14), 41 a 50( 4), 51 a 60( 3) y mayores de 61( 15).
Ellas refirieron que las mujeres afro casi no tienen oportunidades para ser empleadas como gerentes de empresas o en el sector del turismo. De 70 encuestadas, 57( 81.42 %) dijeron que las blancas tienen la posibilidad de trabajar en tales puestos, 10( 14 %) dijeron que las mestizas y solo 3( 4.2 %) que las negras. Sobre los empleos como auxiliar de cocina, moza de limpieza y vendedora ambulante de útiles del hogar, 54( 77 %) dijeron que son las negras quienes realizan estos trabajos, 14( 24 %) dijeron que las mestizas y 2( 2.8 %) dijeron que las blancas.
De suma importancia para nosotros fue conocer estas percepciones, ya que desde el lente del poder se mantiene el mismo discurso estructurado de ausencia de discriminación racial y desigualdad. El propio término de pobreza ha tenido amplia discusión en el campo de las ciencias sociales. Diversos académicos e investigadores reconocen la magnitud del problema según estudios cuantitativos, pero tienden a disminuir su gravedad al enfatizar con terminología de menor fuerza, como población en riesgo o pobreza con amparo, que apunta a distinguir una peculiaridad de la pobreza en Cuba. Así continúan bajo el mismo eslogan de que todos y todas somos iguales. Y eso sencillamente no es así.
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