Ideas Escrita Días de muertos | Page 32

Sí, la niñez terminó a los quince; la juventud, al día siguiente. ¡Ahora lo recuerdo! Terminó muy temprano, en una pequeña habitación llena de huesos. Terminó como el mundo que conocía, ese mundo cuyo fin permitió el nacimiento de otro, un mundo extraño, desolador y solitario, un mundo que tomó el lugar del anterior desde ese momento. Ahora entiendo: la razón no necesita morir, sólo ausentarse. ¡Despertar duele! Tres años de sueños marchitos y por fin el sueño ha terminado. ¿La flor ha muerto o la han matado? ¡Me arrancaron de raíz y me lanzaron a una prisión, sin sospecharlo, ni suponerlo! El temor y la duda me envuelven, el dolor en la cabeza es insoportable. ¿La muerte duele? ¡No, la vida duele, de eso se trata, la vida debe doler! Me arrancaron del jardín, el mundo se quedó sin un jardín. Me arrancaron de raíz y me lanzaron lejos para marchitarme. Cierro los ojos, el piso está helado. Siento anestesiada la espalda, me duelen la cabeza y los huesos. ¡Quiero seguir durmiendo, abandonarme en un sueño! Pero la vida me aprieta la mano, me toma fuerte, no me deja dormir. Yo resbalo lentamente, apenas sujeto la punta de sus dedos, le clavo las uñas con la poca fuerza que me resta: no la quiero soltar, no quiero que la vida me suelte. La muerte camina con paciencia, silenciosa, esperando su turno: ella espera tomar mi mano, espera un descuido, ¡espera mi última lágrima! No quiero ver sus ojos hundidos, volteo a otro sitio, ¡su abismo es más grande que el mío, su dolor es más grande que el mío! Tiemblo, alargo la mano, suplico alcanzar las memorias borrosas de Luciano, pero sólo viene el recuerdo de una vecina que corta carne en la cocina. ¡Ahora lo recuerdo! Recuerdo el aroma a cebolla y ajo que sale de la olla sobre la estufa, donde algo hierve. Recuerdo un vestido que antes era blanco y rojo: ahora sólo es rojo, está tirado en el piso, entintado y pegajoso, como si alguien, torpe e inútilmente, hubiera querido limpiar el suelo con él. Miro a la vecina, golpea fuerte los trozos de carne sobre un tronco de madera. ¡Un